sábado, 26 de marzo de 2011

CAPÍTULO 7: ELEMENTOS

Se levantó una tormenta muy fuerte. El viento no dejaba de azotar los árboles. El cielo estaba totalmente oscurecido.
Sakura pasó corriendo cerca del río Guadalquivir ese día. Algo le perturbaba. Notó una extraña presencia. No era ningún de demonio ni nada parecido. Se detuvo delante del puente de Isabel II. No había nadie, era imposible que hubiera alguien en la calle en esa noche de tormenta. De repente, la chica vio a alguien. Parecía un humano, pero desprendía un aura bastante poderosa.
-¿Diego...? - preguntó titubeando Sakura.
No. No era Diego. Era otro humano, con poderes.
-¿Quién...quién eres tú? - preguntó Sakura.
Una ola surgió de las aguas caudalosas del río, que embistió a Sakura. La ola se transformó en un torbellino acuático que se hacía más fuerte con la lluvia. La chica consiguió liberarse con mucho esfuerzo tras lanzar una descarga eléctrica contra el torbellino.
-¡PATADA TORNADO! - gritó Sakura. Cortó el viento con su patada y originó un tornado. El desconocido paró el ataque con las manos. Sakura se apartó.
-Muéstrate - exigió Sakura.
El desconocido sacó una vara dorada. Un bastón de oro. Lo golpeó contra el suelo. Solo con ese movimiento pudo sacudir la tierra. Sakura tambaleó y se cayó. Después de eso, el torbellino acuático se regeneró. Sakura se recuperó y pudo saltar sobre el torbellino, con lo que consiguió estar a gran altura.
-¡CAÍDA RELÁMPAGO! - gritó Sakura. La chica caía envuelta en rayos, ayudada además por la electricidad originada por la tormenta. Era el ataque más fuerte que se hubiera visto.
El desconocido golpeó otra vez la vara contra el suelo, levantando una pared de aire, que aspiraba las partículas eléctricas que conformaban el ataque.
Un trueno cayó en un árbol y se quemó. Y el desconocido apartó las llamas del árbol, formando una gigantesca bola de fuego. Lanzó esa bola, imposible para que Sakura pudiera evitarla,  por lo que recibió el impacto. La chica se desmayó y el desconocido desapareció.

-¡Rápido Gineon! ¡Vamos! ¡Lo he sentido!
-¿Sentido el qué?
-Tengo un mal presentimiento.
Era un fin de semana, un Sábado para ser exactos. Diego quiso salir a otros lugares de Sevilla puesto que los demonios se estaban movilizando por toda la ciudad.
Diego llegó al río Guadalquivir y encontró a Sakura desmayada.
-¿Qué ha pasado aquí? - se preguntó Gineon.
-¡Sakura! ¡Despierta! - gritó Diego.
-Yo me encargo de esto - dijo el ángel.
Gineon extendió su mano, y sacando su espada brillante pudo restaurar a la chica.
-...¿Qué...?¿Qué me ha pasado?¿Diego?¿Qué haces tú aquí? - preguntó Sakura, algo mareada.
-Eso mismo te iba a preguntar yo ahora.
-Me atacaron.
-¿¡Quién ha sido!? - preguntó Diego elevando la voz.
-No lo se. No era un demonio. Es más, ni siquiera desprendía energía oscura. Ninguno de mis ataques le hizo daño.
-¡Maldito sea! ¡Lo encontraré! - afirmó Diego.
-Ya me encuentro mejor. Me voy ya - dijo Sakura, incorporándose, pero a punto estuvo de caer.
-Mejor que me quede aquí contigo hasta que te recuperes.
-¿Por qué?
-¿Por qué ''qué''?
-¿Por qué te quedas aquí conmigo? - preguntó Sakura.
-Sería un desconsiderado, digo yo. Estando tu así, no te voy a dejar tirada - contestó Diego, un poco nervioso.
-Pues... gracias.
-De nada.
Pasó algo más de una hora cuando Sakura se recuperó. En ese espacio de tiempo hablaron acerca del desconocido, que tenía ataques de todo tipo.
-Ahora si que me voy. Hasta otra - dijo Sakura - Gracias por todo.
La chica se alejó corriendo hacia el centro de Sevilla.
-Espera... dijo Diego, pero no llegó a tiempo.
Diego se quedó pensando. Su mirada se dirigía hacia el centro, donde se fue Sakura.
-Que le vaya bien... - suspiró Diego.
-Creo que ya se por donde van los tiros - añadió Gineon, no sin cierta picardía.
-¿Qué quieres decir?
-Que estabas bastante seguro al acercarte a este lugar.
-¿No pensarás...?
-No. Yo solo digo que sabías que aquí pasaba algo. Y luego tu manera de hablar, bastante correcto y otros detalles...
-Imaginaciones tuyas Gineon, imaginaciones tuyas.
-¿Tu crees? - preguntó Gineon con ironía.
-Ya habrá tiempo para eso - concluyó Diego - Vámonos, mejor, que luego mis padres me matarán a preguntas del estilo ''¿Por qué has llegado a esta hora?''
Se fueron rápidamente a casa. Por suerte, no le preguntaron apenas nada.
Diego se sentó en el ordenador a ver un par de capítulos de Inuyasha, le entró sueño y se fue a dormir.

Al día siguiente se levantó bastante tarde, cerca de las 13:00. Era Domingo, así que tampoco le preocupaba mucho la hora. Salió de su cama y fue a la cocina a coger un pastelito. La cocina estaba impregnada con el olor a pollo que estaba preparando su madre. Sus hermanos habían salido al parque a jugar con su padre. Diego se duchó, se vistió y fue también al parque.
Llegó a esa zona donde apenas pasaba nadie, bastante alejada de donde se encontraban sus hermanos. Escuchó una pequeña explosión. Diego se acercó al lugar y vio a lo lejos al Águila Imperial.
-Démonos prisa - dijo Gineon.
Al llegar, encontraron a Ahriel defendiéndose de unas llamaradas. Eran doce demonios. El líder podía disparar fuego. Algunos de los demonios consiguieron encadenar a Roc.
-¡ROMPE ROCAS! - gritó Diego. Las rocas emergieron del suelo, y salieron disparadas contra algunos de los demonios que rodeaban a la guerrera.
-¡Hombre! ¡Mira quien está aquí! - exclamó Ahriel, mientras se defendía de un ataque con la Dominio Aéreo.
-Pero hay que ser inútil para dejarse atrapar por unos demonios - aclaró Diego.
-¡AAAAAAAAAA! - rugió el líder de ese grupo de demonios. Una llamarada salió de su mano y Diego tuvo que saltar para esquivarla.
-¿Con qué inútil? Si te iba a dar...
-Dejémoslo para luego - sugirió Diego.
-Detrás de ti - advirtió Gineon.
Los demonios que se habían caído por el Rompe Rocas se levantaron y corrieron para cargar contra Diego y Ahriel.
-¿Ah sí? ¡CORTE CICLÓN DOBLE! - gritó Ahriel agitando su espada de doble hoja. Consiguió a tumbar a dos demonios.
-Me toca - Diego atacó con su espada a los demonios que encadenaban a Roc - ¿Ves? No eran gran cosa...
-¡Rodeadlos! - dijo el líder de los demonios. El resto del grupo de demonios apareció alrededor de los dos guerreros.
-¿Te crees que no vamos a poder? - preguntó Diego - Podremos, y hasta con facilidad.¡RUPTURA DE TIERRA! - gritó Diego. El chico derribó a dos demonios a la vez provocando una grieta en el suelo en el suelo.
Ahriel se unió al ataque alzando el vuelo y atacando a los cuatro que tenían encadenados a Roc.
Parecían débiles, pero eran demonios con una gran capacidad de aguante. Habían sobrevivido tanto a la espada de Diego como al corte de la Dominio Aéreo de Ahriel.
-¿Os creéis que somos débiles? - preguntó el líder enfadado - ¡No sabéis con quién os habéis metido!
El líder se encendió, extendió sus brazos y empezó a disparar fuego en todas direcciones.
-¡Roc! ¡VIENTO REAL! - gritó Ahriel.
La poderosa corriente de aire chocó con algunos de los disparos, pero otros siguieron su curso. Algunos llegaron al suelo, otros chocaron contra unos árboles, otros les llegaban a Diego y Ahriel que los repelían como podían. De todo.
E líder se encendió aún más. Levantó las manos y originó una gran bola de magma y apuntó hacia los dos guerreros.
-¡Tomad esto malditos!
La bola de magma gigante se dirigía hacia Diego y Ahriel. Pero no llegó a su objetivo. Una muralla de fuego les protegió. Diego miró a su alrededor y no habían árboles quemándose ni la hierba ardiendo. Era como si esas llamas que antes quemaban todo ahora les protegieran. Peor ¿quién había sido?
Un desconocido se acercó. Por detrás de él apareció una ola gigante proveniente de un pequeño río que había cerca. Consiguió barrer a todos los demonios con esa ola. Y luego despareció en el acto.
-''¿Será un nuevo enemigo?'' - pensó Gineon.
-''No lo sé. Al menos nos ha librado de esta amenaza. Si hubiera sido un demonio, nos habría atacado. En cambio nos protegió. Un momento... Sakura...
Diego se acordó de su conversación con Sakura y se acordó del desconocido que la atacó.
-Tenemos que hacernos más fuertes Gineon, como sea. No puedo permitir que a Sakura la hayan atacado de esa manera.
-Mmm... - dijo Gineon con cierta ironía.
-¿Cómo que ''Mmm''? - preguntó Diego.
-Esto... nada, nada. Pero bueno. Tienes razón. Debemos hacernos más fuertes para que estas situaciones no se repitan.
-Yo también me esforzaré al máximo - añadió Fran, que acababa de volver a su forma humana.
-Contamos contigo.
-Hasta el final.
Caminaron hacia la salida del parque. Hablaron durante un rato y luego cada uno se fue a su casa.
Diego puso su lista de reproducción en el ordenador nada más llegar a casa. Se conectó al Tuenti y nada más apareció la página de Inicio tenía una petición de amistad... ¡De Sakura!
-¿Cómo me ha encontrado?
-No lo sé - dijo Gineon - Estarás contento ¿no?
-¿Por?
-Te ha agregado - Gineon se aguantaba la risa.
-Bueno. A ver sise conecta un día y le pregunto como está que me dejó preocupado.
-*Suenan las campanas de...* - dijo Gineon.
Pero Diego ahora tenía la cabeza puesta en fortalecerse, para hacerle frente a ese desconocido.

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