martes, 14 de junio de 2011

CAPÍTULO 14: ADIÓS GINEON

Diego bajó a la calle. Llamó rápidamente a Fran y Pedro por el móvil. Necesitaba saber que sucedía. Gineon no estaba y había olvidado todo temporalmente. Pensó en Sakura. Incluso la había a ella. Pensó que ella estaría triste, porque no la recordaba.
Pedro y Fran llegaron lo más rápido posible.
-¿Pasa algo? - preguntó Fran.
-¿Dónde esta Gineon?
-¿Qué? - preguntó Pedro.
-He dicho que donde está Gineon.
-Así que has recuperado la memoria - dijo Fran - Entonces lo mejor será que te pongamos al día de los acontecimientos.
Salieron hacia el Centro. Durante el camino, Pedro y Fran le relataron lo que ocurrió desde que Gineon se fue.
-Gineon se fue para protegerte Diego. Los ángeles hubieran venido a buscaros a los dos. No hubiera soportado que te hubieran dañado - dijo Sakura, apareciendo de repente.
-Pero nos habríamos defendido. Gineon no me puede abandonar de esta manera. No sin habermelo dicho antes. Se hubiera parado a hablar conmigo y hubieramos buscado una solución entre los dos.
-No sé si hubieráis podido hacer gran cosa - especuló Pedro - Los de arriba son fuertes, más fuertes que yo, y te tumbarían en cuestión de segundos.
-¿Tan fuertes son? - preguntó Sakura.
-No os lo podríais imaginar.
-Da igual. No puedo permitir que se lleven a Gineon por las buenas.
-¿Serías capaz de hacer algo en tu estado? - preguntó Pedro - Te recuerdo que Gineon ha abandonado tu cuerpo. Ya no tienes sus poderes y habilidades.
-Entonces... ¿pretendes queme quede quieto mientras juzgan a Gineon de manera injusta?
-Diego, te lo ruego. No hagas ninguna locura - dijo Sakura.
-Pero no puedo. Es que simplemente no soy capaz de quedarme parado mientras condenan a un amigo por algo que no hizo. Fui yo el que accedió a que unieramos fuerzas. Es a mi a quien tienen que juzgar.
-No digas eso. Si te pasara algo, no sería capaz de aguantar - añadió Sakura.
-¡¡¡MALDITA SEA!!! ¡Todo es por mi culpa! ¡Tendría que haberlo sabido!
-Basta por favor - dijo Sakura.
Diego salió corriendo hacia su casa. Las lágrimas atravesaban su cara. Sería el momento más triste de su vida. A lo lejos, Fran y Pedro miraban hacia la dirección en que salió Diego con expresión melancólica. Sakura se echó a llorar. Pensaba que era una insensible por no apoyar a Diego en este momento tan duro para él. Pero no era capaz de animarlo para que actuara; no quería que Diego saliese herido de gravedad o peor aún, muerto. Si eso ocurriera, entraría en una profenuda depresión.

Diego llegó a su casa agotado. Ya no lo quedaban fuerzas para continuar.
Se recostó en su cama, abatido. No era capaz de hacer nada por su amigo. Se durmió pensando en todo esto.
Un sueño vino a su cabeza en medio de todo este tormento. Veía el centro de Sevilla. Un brillo blanco se asomaba por la calle Sierpes. Ese brillo provenía de una especie de puerta. Allí se encontraba Gineon junto a dos ángeles más. A uno parecía haberlo visto en alguna estatua de alguna iglesia. Gineon se encontraba encadenado por las manos. Iba con una expresión de vacío en su cara.
Diego se levantó sobresaltado. Cuando observó el reloj, era bien entrada la noche, eran las 2 de la madrugada. Se vistio con el chandal y botines negros. Estaba decidido. No iba a dejar que se lo llevaran. Al ver en su sueño la expresión del ángel vio que no quería irse en absoluto. Habían entablado una gran relación de amistad. Durante las últimas semanas habían compartido sus pensamientos más profundos. Todas las batallas ganadas, las risas, los entrenamientos, el no sentirse solo... todo se iba a perder. Él no iba a permitir que eso ocurriera. Todavía no sabía como pero ayudaría a Gineon.

Se levantó y salió cuidadosamente de casa. Echó una rápida mirada a la habitación de sus padres y luego a la de sus hermanos. Se quedó unos segundos pensando en el umbral de su casa, hasta que se decidió a salir.
Al bajar a la calle comenzó a correr hacia el centro. No estaba cansando en absoluto debido a la influencia de Gineon en su resistencia en las últimas semanas.
Diego llegó a la calle Sierpes a las 3 de la madrugada y comenzó a ver un extraño brillo. Suponía que se acercaba a la puerta que vio en su sueño. La calle estaba desierta, solo estaba una brisa fría, que no le incomodaba.
Al llegar al final de la calle, el brillo era mucho más intenso pero vio unas gotas de sangre en el suelo. Diego empalideció en ese instante aunque mantenía la esperanza de encontrar a su amigo vivo.

Llegó a Plaza Nueva. Ahí estaba la puerta, y Gineon encadenado por las manos. A su lado había otro ángel. Y al lado de la puerta, con expresión seria, otro ángel más, cuya imagen había visto Diego en alguna iglesia. Todavía no sabía de que le sonaba.
Se internó en el lugar, pero antes encontró a Nerayoury tirado en el suelo, con una herida en el costado.
-Diego...
-Cuidado. Espera un momento - dijo Diego, que cogió un trapo grande y se lo puso al chico-lobo a modo de venda - Con eso pararemos la hemorragia. Menos mal que lo traje conmigo.
-¿Quién eres tú? - preguntó el ángel que se encontraba al lado de Gineon.
-Me llamo Diego. He venido para que no juzguéis a Gineon sin que yo hable.
-Con que eres tú el débil humano con que se había aliado este. No eres gran cosa.
Duego se quiso lanzar contra él pero recordó que estaba incapacitado sin sus poderes.
-Elimínale, Gamel - ordenó el ángel que se encontraba serio.
Gamel sacó su espada y se lanzó contra Diego. Saltó y esquivó el ataque. Se sorprendó por el salto, debido a que no tenía poderes.
Dieg esquivó otro ataque más.
-¡Es imposible! ¡Ya no puedes tener poderes!
-"Os dije que él tenía potencial" - pensó Gineon.
-¡Juro que te liberaré amigo! ¡ROMPE ROCAS!
Las rocas provenientes del suelo se dirigieron hacia Gamel. Tanto Diego como su rival no daban crédito a lo que ocurría. Diego atacó con normalidad, como si Gineon estuviera todavía dentro de él.
-¡No creas que me vencerás! ¡CORTE SAGRADO!
El ángel extendió su espada. Una onda de choque salió de ella y pulverizó las rocas.
-Aguantaré ese ataque. ¡RUPTURA DE TIERRA!
Diego paró el ataque pero su mano resultó gravemente herida. Ya no la podría usar más en este combate.
-¡Ja! ¿Has visto que no tienes nada que hacer?
-Gineon... No te abandonaré amigo. ¡La esencia sagrada que reside en todas las cosas está conmigo!
La energía sagrada se reunió alrededor de Diego como nunca antes lo había hecho. Ondas expansivas desequilibraron a Gamel, a quien Diego miraba con una mirada llena de odio.
-¡LA TIERRA V2!
Diego golpeó al suelo con la mano derecha dejando salir la energía sagrada reunida. El ataque avanzaba con una violencia inimaginable.
-¡CORTE SAGRADO!
Ambos ataques colisionaron. Gamel consiguió apartarse antes de la colisión. Diego ya estaba al límite de sus fuerzas.
-¿Cómo tienes ese poder?
-Esto está durando demasiado. Gamel, retírate. Yo someteré a este humano.
-¿Quién lo dice? - preguntó Diego, gritando.
-¿Cómo osas dirigirte así a nuestro capitán, el poderoso arcangel Miguel?
-Arcangel Miguel... - dijo Diego - Por eso le sonaba tanto su imagen. ¡Era aquel que envió al Diablo al Infierno! - Aunque seas el legendario Arcángel Miguel, no puedo permitir que te lleves a Gineon de esa forma.
Fue entonces cuando Miguel estaba justo detrás suya, envainando su espada. Diego cayó desplomado con una gran herida en su costado.
-Maldito...
-¡Estúpido humano! Déjame ir. No le hables de esa manera a nuestro capitán - dijo Gineon.
-Gineon... pero...
-Pero nada. Y no me trates de esa menra tan familiar.
Comezó a llover. La sangre emanaba en gran cantidad de la herida. Y además Gineon le hablaba de esa forma.
-Lárgate ahora que puedes imbécil. ¡Fuera de aquí! - gritó Gineon casi llorando - "Diego por favor, no quiero que mueras"
-Es obvio. El chicó morirá en unos minutos. Tiene suerte de seguir vivo - señaló Miguel - Vámonos, Gamel.
Entonces los tres comenzaron a avanzar hacia la puerta de luz. Diego los siguió con la vista, hasta que se le nubló, perdió el conocimiento y finalmente cayó.
Seguía lloviendo, ahora de manera torrencial.


*HE DECIDIDO QUE ESTA SAGA CONTENGA 3 CAPÍTULOS MÁS. UN GIRO DE LOS ACONTECIMIENTOS DARÁ A DIEGO UNA OPORTUNIDAD...*

martes, 7 de junio de 2011

CAPÍTULO 13: UNA DOLOROSA SEPARACIÓN

Era un Sábado a las 4 de la madrugada. Diego estaba durmiendo después de ese maravilloso día que no olvidaría fácilmente.
A Gineon le pasaba todo lo contrario.
Gineon se sentó en una silla. Miaraba hacia la Luna y las estrellas. Se sentía intranquilo, algo le preocupaba. Pensó en despertar a Diego para hablar con él y así se le iría la inquietud.
-"Mi tiempo aquí acaba. Pero no quiero marcharme".
Gineon seguía contemplando la oscuridad de la noche. De pronto, se quedó quieto. Escuchó una voz en su interior que le estaba hablando. Esa voz se escuchaba severa y rígida, pero transmitía cierta sensación de armonía.
-"Tu tiempo en la Tierra acaba. Mañana por la noche te presentarás en la Puerta Espiritual, en el centro de la ciudad donde te encuentras."
-"¿Ya tengo que irme?"
-"¿Qué pasa? ¿Has amigos en la Tierra o qué?"
-"Esto..."
-"Ya lo veo. Estás unido a un cuerpo humano. Has quebrantado nuestras normas y mereces un castigo."
-"Pero, ¿por qué?"
-"Porque no puede ser. No puedes poner en peligro nuestra existencia y además involucrar a un humano, y tan joven, en tu tarea."
-¡Él aceptó voluntariamente! ¡Y tiene potencial!"
-"Eso no lo aceptaré. Serás castigado por tu rebeldía. Mañana debes presentarte ante mí en la Puerta."
-"¡No! ¿Iré solo para ser juzgado? ¿Y qué pasará con el chico?"
-"El humano... no recordará nada."
Una luz emergió del interior de Gineon y se posó sobre Diego. El ángel fue sacado a la fuerza del chico mientras este seguía durmiendo. Diego comenzó a olvidarlo todo: los combates, sus poderes, sus nuevos amigos... También iba a olvidarla a ella, a Sakura. Y Diego no se daba cuenta de eso. Todos los recuerdos que tenía Diego de las últimas semanas referentes a Gineon quedarían en el olvido, sin que nadie lo pudiera remediar.
Gineon salió volando por la ventana de la habitación de Diego.
-"Adiós, amigo mío. Estos recuerdos nunca morirán para mí... aunque por desgracia pata ti sí. Con todo lo que hemos pasado: los duros combates, tu amor por Sakura... todo eso lo olvidarás. Siempre te recordaré."
El ángel salió llorando de la Barriada San Diego en dirección al parque Miraflores. Nunca más volverá a ver a Diego, y además lo iban a castigar de manera injusta. Aunque los recuerdos de su estancia en la Tierra no se los quita nadie. Sabía que si se quedaba pondría en peligro a Diego y no quería que eso ocurriera. Solo ese pensamiento le empujaba a irse.
Habrá sido quizás la noche más triste de su vida.

Diego se levantó ese día cerca del mediodía. Se sentía un poco fuera de lugar. Sentía que le faltaba algo, algo muy importante, aunque no sabía el que.
Se vistió y desayunó. Cuando llegó, sus amigos lo esperaban.
-Vengaaaa. ¿Estas que horas son de llegar? - preguntó Fran.
-Fallo mío. Me retrasé un poco - respondió Diego con cierta indiferencia.
-¿Te pasa algo? - preguntó Pedro.
-Siento como si me faltara algo.
-Suele pasar - añadió Fran.
¿Empezamos? - preguntó Pedro.
Los tres se fueron hacia la otra punta del parque. Comenzaron a correr. Llegaron a una zona del parque donde apenas había nadie, cerca de una gasolinera. Allí se dedicaron a entrenar Muay Thai. Después de dos horas y media practicando, cuando ya habían agotado suficiente energía, volvieron a sus casas.
En el momento en que se iban, Diego se giró hacia atrás y una imagen se le vino a la cabeza. Se vio a si mismo luchando contra una criatura un tanto extraña. Diego estaba golpeando a la bestia. Luego la imagen se hizo borrosa.
-¿Estás bien? - preguntó Pedro.
-Si. Será el cansancio. Vámonos ya.
Pasaron cerca de la casa perteneciente a finca de la Albarrana. A Diego se le vino otra imagen: se vio a si mismo junto con alguien, que tenía alas. Enfrente suya había otra criatura extraña. La imagen se volvió borrosa.
-¿Diego? - preguntó Fran.
-Sí. Vámonos.
Al llegar a la entrada principal, Diego se fue a su bloque. Todavía tenía esa extraña sensación y esas imágenes, ¿que podrían significar?

Pedro y Fran se pararon una vez que Diego se había ido.
-¿Y de verdad no recuerda nada? - preguntó Fran.
-Es cierto. Cuando se lo contemos a Sakura se quedará destrozada. Y ha pasado justo el día después de la declaración. Aunque esas paradas repentinas que hacía Diego... no sé.
-Quizás todavía recuerde algo. Gineon le habrá influido tanto que incluso ahora lo está tratando de recordar.
-Sea lo que sea es triste. M ehe enterado de que a Gineon se lo llevan hoy, y lo juzgarán. Y lo que es peor, el capitán de los ángeles no atiende a razones. Está convencido de que Gineon ha roto las reglas del Reino Espiritual al aliarse con un humano. Y nosotros no podemos hacer nada para remediarlo. No tenemos la fuerza suficiente para enfrentarnos a él.
-La que se nos viene encima. Los necesitábamos para aguantar los ataques de los demonios.
-Ya veremos lo que pasa.

Diego puso la lista de reproducción nada más llegar a su habitación. Se tumbó en la cama y se durmió.
Entonces tuvo un sueño extraño. Se vio a si mismo en chandal negro, con su mano derecha brillando. Enfrente habían más criaturas, como las que se les habían venido a la cabeza en aquellas imágenes que vio en el parque Miraflores con sus amigos. Junto a él vio a Pedro con unas extrañas vestiduras y un bastón de oro. Vio a Fran convertirse en una chica rubia con alas, que portaba una espada de doble filo. Vio a un chico que tenía un cierto aspecto salvaje, como un lobo o algo parecido. Vio un hechicero, con una túnica y capa negras. Justo a su lado había una chica, de pelo negro y que lanzaba rayos contra las criaturas. La chica y él mismo se lanzaban envueltos en una bola de energía contra esos seres.
Además escuchó una voz. Y vio a un ángel a su lado. Era como si estuvieran unidos en un solo ser. Diego no sabía que pasaba. Era como si estuviera viendo una película en su cabeza. Se veía a si mismo viendo toda esa pelea. Entonces fue directamente al Diego del sueño.
-¿Tú... eres yo? - preguntó Diego.
-Soy tú pero a la vez no.
-¿De verdad no nos recuerdas? - preguntó la chica.
-Siento una sensación extraña. Como si esto fuera real de verdad.
-Di que sí - dijo Fran.
-¿Qué es lo que te dice tu corazón? - preguntó Pedro.
-Que sí. Que esto ha pasado. Pero, ¿cuándo y por qué?
-Luchamos juntos. La nieve estuvo bastante bien. ¿No te acuerdas? - preguntó el chico-lobo.
-Te esperaré hasta que me reucerdes - dijo la chica.
Y se despertó. Diego no sabía muy bien lo que había pasado. ¿Qué significaban aquellas imágenes que vio en el parque? ¿Qué significaba ese sueño? ¿Por qué todos lo trataban de maera tan familiar? ¿Quién era esa chica? Y sobre todo... ¿de quién provenía esa voz?
Diego se levantó de la cama. Había dormido cerca de una hora. Fue a comer. Entonces se preguntó si aquellos sería real y lo que vivía ahora mismo fuera un sueño. Regresó a su habitación y encendió el ordenador. Al lado del ordenador encontró una pluma. Diego pensó que era de una paloma que había pasado cerca de su ventana y había soltado una pluma. Pero la pluma era de blanco puro. Cuando la tocó, se le vino a la cabeza la imagen del ángel que vio en su sueño. Y le habló.
-"¿Te unirías a mí para proteger a tus amigos?"
Diego apartó la pluma rápidamente y se quedó pensativo. Entonces de repente respondió.
-Me uniré a ti, Gineon.
Fue en ese momento cuando lo comprendió todo. Gineon no estaba, eso era lo que le faltaba. ¿Por qué no estaba? ¿Habría sucedido algo?
Diego salió a la calle y llamó a Pedro y Fran por el móvil para que le aclararan las ideas.



PRÓXIMO CAPÍTULO: ADIÓS GINEON.
*CON ESTOS DOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS ACABA LA PRIMERA TEMPORADA. TIEMPOS OSCUROS Y TRSITES ACECHARÁN A NUESTROS PROTAGONISTAS.*

viernes, 3 de junio de 2011

CAPÍTULO 12: UNA DECLARACIÓN IMPOSIBLE

Diego acababa de volver de las montañas y había conocido al chico-lobo Nerayoury. Al volver a Sevilla para reunirse con sus amigos, solo estaba Skura.
-¡Vaya! ¡Por fin llegas! - dijo Sakura.
-¿Y los demás? - preguntó Diego.
-Ya llegarán.
Se dirigieron hacia la calle Torneo, y se fueron cerca del río mientras esperaban a que llegaran los demás. Diego se sentó en uno de los escalones. Sakura se sentó cerca de él.
-"Venga. Dile algo" - dijo Gineon.
-"No sé que decirle. Tengo un revoltijo de ideas ahora mismo."
-Lo que sea. Preguntale cómo se encuentra o algo así."
-"Vale, allá voy." Esto... Sakura...
-¿Si? ¿Ocurre algo?
-Nada...
Diego sentía varias sensaciones en ese momento: nerviosismo, frustración miedo... Estaba nervioso porque no sabía que decirle a Sakura. Se sentía frustrado por no ser capaz de expresarle sus sentimientos. Tenía miedo porque pensaba que ella podía rechazarle. Peor no se podía sentir. Era capaz de morirse ahí mismo si no encontraba alguna solución. Sabía que la única opción viable era decírselo. Pero no encontraba el valor necesario para hacerlo.
-"Vamos. Anímate."
-"Esto es imposible."
Diego seguía desanimado. Gineon ya le había dicho en algunas ocasiones que Sakura parecía sentir lo mismo por él. Pero aún así se sentía intranquilo. No quería que lo rechazaran. él ya había tirado la toalla con respecto a estos temas, aunque Gineon le hacía ver que no todo era negro, que podía salir bien.

Aunque Diego no los sospechaba, habían dos personas escondidas en los alrededores mirando la escena.
-¿Crees que lo conseguirá? - preguntó Pedro.
-Si no lo consigue, es para zurrarle. La cosa no puede ser más evidente. Ella también siente algo por él - dijo Fran.
-A ver si hay suerte - comentó Pedro.
-"No solo es suerte. Diego ha luchado contra demonios, ¿y no se atreve con esto? Patético..." - dijo Ahriel.
-Confiemos en que lo hará bien - concluyó Fran.

Mientras ellos seguían comentando, Diego seguía dándole vueltas al asunto. Sabía que no podía dejar escapar esa oportunidad. Si no lo decía en ese momento, no se perdonaría jamás.
-Si que tardan los demás ¿verdad? - dijo Sakura.
-Sí... A saber qué les ha pasado - contestó Diego casi temblando.
-¿Te ocurre algo?
-"Vamos. Diselo ya. Saca ese regalito." - pensó Gineon.
Ese regalito. Diego había comprado hace unos días un colgante en forma de corazón de color azúl y el centro verde. Pretendía dárselo a Sakura cuando se presentara la oportunidad.
Diego respiró hondo, metió la mano en el bolsillo y extrajo un pequeño paquete. Era el colgante.
-Esto... Oye, Sakura... Toma... Para tí.
-¿Para mí?
Sakura abrió el paquete y observó el colgante con cierta inquietud. La chica se emocionó al verlo y acto seguido se lo colgó al cuello. Se había quedado sin habla. Nadie le había hecho un regalo de esa manera. Sabía que no era un regalo de amigos. Sakura también tenía sus dudas con respecto a lo que iba a suceder. No se hacía a la idea de que alguien pudiera declararse a ella. Había entablado con Diego una relación de amistad, pero no tenía muchas esperanzas de que eso fuera más allá. Ahora se sentía feliz. Aunque también tenía algo de miedo de que solo fuera un regalo de pura amistad. Solo había una manera de de averiguarlo: preguntando directamente a Diego.
-¿Por qué me lo das a mí?
-Esto... Poque creo que a tí t podría quedar bien...
-Pero me refiero... ¿Por qué motivo me lo das a mí?
-Porque... porque... ¡Ah!
Sakura sin pensarlo dos veces se acercó a Diego y le abrazó. Diego se quedó petrificado Sin pararse a meditar contestó a la pregunta.
-Porque eres tú. A otra no se lo habría dado. Lo diré ya que si no me lamentaré eternamente.
-¿Decirme el qué?
-Decirte que te quiero. Agradezco el haberte conocido. Me cautivaste desde la primera vez que nos encontramos. No porque tengas poderes ni nada de eso. Sino por tu carácter a la hora de hablar conmigo.
-Yo siento lo mismo.
-"Enohorabuena campeón. Lo has conseguido." - pensó Gineon.
-"Gracias por tu apoyo, Gineon".
-"Para eso estoy. Para dar la vara".
A Diego le corrían las lágrimas de felicidad, de una dica inimaginable. Se acabaron las tensiones, las preocupaciones y las desgracias. El tiempo parecía que se había parado en ese momento. Solo existían ellos dos. Sakura también lloraba de felicidad. Atrás quedaba todo lo malo que tuvieran que soportar estos dos.

-Gracias por aparecer en mi vida. Si pudiera...
-Eso no importa ahora - dijo Sakura ponineod un dedo en los labios de Diego - Hay alguien que nos observa.
En efecto, vieron una sombra que se materializó y adquirió la forma de...
-¿Darsek? ¡Yo te destruí! - exclamó Gineon.
-Sí. Pero he vuelto para clamar venganza. Y no he venido solo.
-¿Os acordáis de mí? ¡Jajajajaja!
-¡Kersek! ¡Tú también!
-¡Maldito niñato! ¡Me las vas a pagar! - gruñó Kersek.
Ambos demonios recitaron algo en una extraña lengua. Los dos se unieron en un solo cuerpo, yse incrementó su tamaño y fuerza.
-¿Intervenimos? - preguntó Fran.
-No. Ellos deben superarlo por si mismos - respondió Pedro.
La gran bestia se erigió frente a ellos dos. Diego y Gineon ya habían luchado antes contra estos tipos, pero no se imaginaban el poder destructivo de ese nuevo ser.
-¡PATADA TORNADO!
-¡RUPTURA DE TIERRA!
Sakura y Diego se lanzaron contra el demonio. Sus ataques apenás le hicieron un par de arañazos.
-¡Jajajaja! ¡No nos podéis vencer! ¡Somos ahora un Demonio Mayor!
-No nos das miedo - afirmó Diego enarbolando se espada. La bestia lo apartó con la mano.
De pronto se levantó una tormenta. Un rayo cayó en dirección a la bestia. Sakura había lanzado esa descarga. Diego en ese momento comenzó a reunir a energía sagrada.
-¡Allá va! ¡LA TIERRA!
La corriente energética avanzó violentamente contra la criatura, y se desintegró. Las almas de Darsek y Kersek se consumían con la energía sagrada. Diego saltó y lanzó a  Sakura en pleno vuelo.
-¡CAÍDA RELÁMPAGO! - esclamó Sakura. De esta manera terminaban con ellos. Pero seguían todavía en pie.
Diego y Sakura cargaron contra los demonios. Se iluminaron en una gran bola de energía.
-"Vuestras energías se sincronizan. Utilizad este nuevo poder." - dijo Gineon.
-¿Lo intentamos? - preguntó Sakura.
-Eso no se pregunta. ¡GOLPE MEGATÓN!
Los dos avanzaron casi volando a una gran velocidad. La bola de energía originada por ellos crecía cada vez más. La gran masa de energía impactó contra sus oponentes. Y desaparecieron.

-Enhorabuena a los dos - dijo Fran riéndose junto a Pedro.
-Eso. Os parecerá bonito llegar a esta hora. Espera, eso quiere decir que... - dijo Diego.
-Sí. Lo vimos todo. Felicidades a los dos - dijo Pedro.
-"Será maldito..." - pensó Diego.
-Este tipo me dijo cae bien, jajaja - añadió Gineon.
Todos se rieron. Todavía era de día.
-"Tenía que estar yo ahí. Anda que si no, no ocurriría nada de nada" - pensó Gineon.
-"Ya, claro. Anda que..." - respondió Diego
SSakura iba a su lado con una sonrisa en la cara. Ninguno de los dos olvidaría ese día.
-¿Golpe Megatón? - preguntó Sakura.
-Fue lo primero que se me pasó por la cabeza - dijo Diego, riéndose.
Sakura también se rió. Desde que la había conocido, por primera vez la vió reir.


PRÓXIMO CAPÍTULO: UNA DOLOROSA SEPARACIÓN.
*LOS DÍAS FELICES LLEGARON A SU FIN. PRONTO LA HISTORIA DARÁ UN REVÉS DE LO MÁS TRÁGICO.*