martes, 14 de junio de 2011

CAPÍTULO 14: ADIÓS GINEON

Diego bajó a la calle. Llamó rápidamente a Fran y Pedro por el móvil. Necesitaba saber que sucedía. Gineon no estaba y había olvidado todo temporalmente. Pensó en Sakura. Incluso la había a ella. Pensó que ella estaría triste, porque no la recordaba.
Pedro y Fran llegaron lo más rápido posible.
-¿Pasa algo? - preguntó Fran.
-¿Dónde esta Gineon?
-¿Qué? - preguntó Pedro.
-He dicho que donde está Gineon.
-Así que has recuperado la memoria - dijo Fran - Entonces lo mejor será que te pongamos al día de los acontecimientos.
Salieron hacia el Centro. Durante el camino, Pedro y Fran le relataron lo que ocurrió desde que Gineon se fue.
-Gineon se fue para protegerte Diego. Los ángeles hubieran venido a buscaros a los dos. No hubiera soportado que te hubieran dañado - dijo Sakura, apareciendo de repente.
-Pero nos habríamos defendido. Gineon no me puede abandonar de esta manera. No sin habermelo dicho antes. Se hubiera parado a hablar conmigo y hubieramos buscado una solución entre los dos.
-No sé si hubieráis podido hacer gran cosa - especuló Pedro - Los de arriba son fuertes, más fuertes que yo, y te tumbarían en cuestión de segundos.
-¿Tan fuertes son? - preguntó Sakura.
-No os lo podríais imaginar.
-Da igual. No puedo permitir que se lleven a Gineon por las buenas.
-¿Serías capaz de hacer algo en tu estado? - preguntó Pedro - Te recuerdo que Gineon ha abandonado tu cuerpo. Ya no tienes sus poderes y habilidades.
-Entonces... ¿pretendes queme quede quieto mientras juzgan a Gineon de manera injusta?
-Diego, te lo ruego. No hagas ninguna locura - dijo Sakura.
-Pero no puedo. Es que simplemente no soy capaz de quedarme parado mientras condenan a un amigo por algo que no hizo. Fui yo el que accedió a que unieramos fuerzas. Es a mi a quien tienen que juzgar.
-No digas eso. Si te pasara algo, no sería capaz de aguantar - añadió Sakura.
-¡¡¡MALDITA SEA!!! ¡Todo es por mi culpa! ¡Tendría que haberlo sabido!
-Basta por favor - dijo Sakura.
Diego salió corriendo hacia su casa. Las lágrimas atravesaban su cara. Sería el momento más triste de su vida. A lo lejos, Fran y Pedro miraban hacia la dirección en que salió Diego con expresión melancólica. Sakura se echó a llorar. Pensaba que era una insensible por no apoyar a Diego en este momento tan duro para él. Pero no era capaz de animarlo para que actuara; no quería que Diego saliese herido de gravedad o peor aún, muerto. Si eso ocurriera, entraría en una profenuda depresión.

Diego llegó a su casa agotado. Ya no lo quedaban fuerzas para continuar.
Se recostó en su cama, abatido. No era capaz de hacer nada por su amigo. Se durmió pensando en todo esto.
Un sueño vino a su cabeza en medio de todo este tormento. Veía el centro de Sevilla. Un brillo blanco se asomaba por la calle Sierpes. Ese brillo provenía de una especie de puerta. Allí se encontraba Gineon junto a dos ángeles más. A uno parecía haberlo visto en alguna estatua de alguna iglesia. Gineon se encontraba encadenado por las manos. Iba con una expresión de vacío en su cara.
Diego se levantó sobresaltado. Cuando observó el reloj, era bien entrada la noche, eran las 2 de la madrugada. Se vistio con el chandal y botines negros. Estaba decidido. No iba a dejar que se lo llevaran. Al ver en su sueño la expresión del ángel vio que no quería irse en absoluto. Habían entablado una gran relación de amistad. Durante las últimas semanas habían compartido sus pensamientos más profundos. Todas las batallas ganadas, las risas, los entrenamientos, el no sentirse solo... todo se iba a perder. Él no iba a permitir que eso ocurriera. Todavía no sabía como pero ayudaría a Gineon.

Se levantó y salió cuidadosamente de casa. Echó una rápida mirada a la habitación de sus padres y luego a la de sus hermanos. Se quedó unos segundos pensando en el umbral de su casa, hasta que se decidió a salir.
Al bajar a la calle comenzó a correr hacia el centro. No estaba cansando en absoluto debido a la influencia de Gineon en su resistencia en las últimas semanas.
Diego llegó a la calle Sierpes a las 3 de la madrugada y comenzó a ver un extraño brillo. Suponía que se acercaba a la puerta que vio en su sueño. La calle estaba desierta, solo estaba una brisa fría, que no le incomodaba.
Al llegar al final de la calle, el brillo era mucho más intenso pero vio unas gotas de sangre en el suelo. Diego empalideció en ese instante aunque mantenía la esperanza de encontrar a su amigo vivo.

Llegó a Plaza Nueva. Ahí estaba la puerta, y Gineon encadenado por las manos. A su lado había otro ángel. Y al lado de la puerta, con expresión seria, otro ángel más, cuya imagen había visto Diego en alguna iglesia. Todavía no sabía de que le sonaba.
Se internó en el lugar, pero antes encontró a Nerayoury tirado en el suelo, con una herida en el costado.
-Diego...
-Cuidado. Espera un momento - dijo Diego, que cogió un trapo grande y se lo puso al chico-lobo a modo de venda - Con eso pararemos la hemorragia. Menos mal que lo traje conmigo.
-¿Quién eres tú? - preguntó el ángel que se encontraba al lado de Gineon.
-Me llamo Diego. He venido para que no juzguéis a Gineon sin que yo hable.
-Con que eres tú el débil humano con que se había aliado este. No eres gran cosa.
Duego se quiso lanzar contra él pero recordó que estaba incapacitado sin sus poderes.
-Elimínale, Gamel - ordenó el ángel que se encontraba serio.
Gamel sacó su espada y se lanzó contra Diego. Saltó y esquivó el ataque. Se sorprendó por el salto, debido a que no tenía poderes.
Dieg esquivó otro ataque más.
-¡Es imposible! ¡Ya no puedes tener poderes!
-"Os dije que él tenía potencial" - pensó Gineon.
-¡Juro que te liberaré amigo! ¡ROMPE ROCAS!
Las rocas provenientes del suelo se dirigieron hacia Gamel. Tanto Diego como su rival no daban crédito a lo que ocurría. Diego atacó con normalidad, como si Gineon estuviera todavía dentro de él.
-¡No creas que me vencerás! ¡CORTE SAGRADO!
El ángel extendió su espada. Una onda de choque salió de ella y pulverizó las rocas.
-Aguantaré ese ataque. ¡RUPTURA DE TIERRA!
Diego paró el ataque pero su mano resultó gravemente herida. Ya no la podría usar más en este combate.
-¡Ja! ¿Has visto que no tienes nada que hacer?
-Gineon... No te abandonaré amigo. ¡La esencia sagrada que reside en todas las cosas está conmigo!
La energía sagrada se reunió alrededor de Diego como nunca antes lo había hecho. Ondas expansivas desequilibraron a Gamel, a quien Diego miraba con una mirada llena de odio.
-¡LA TIERRA V2!
Diego golpeó al suelo con la mano derecha dejando salir la energía sagrada reunida. El ataque avanzaba con una violencia inimaginable.
-¡CORTE SAGRADO!
Ambos ataques colisionaron. Gamel consiguió apartarse antes de la colisión. Diego ya estaba al límite de sus fuerzas.
-¿Cómo tienes ese poder?
-Esto está durando demasiado. Gamel, retírate. Yo someteré a este humano.
-¿Quién lo dice? - preguntó Diego, gritando.
-¿Cómo osas dirigirte así a nuestro capitán, el poderoso arcangel Miguel?
-Arcangel Miguel... - dijo Diego - Por eso le sonaba tanto su imagen. ¡Era aquel que envió al Diablo al Infierno! - Aunque seas el legendario Arcángel Miguel, no puedo permitir que te lleves a Gineon de esa forma.
Fue entonces cuando Miguel estaba justo detrás suya, envainando su espada. Diego cayó desplomado con una gran herida en su costado.
-Maldito...
-¡Estúpido humano! Déjame ir. No le hables de esa manera a nuestro capitán - dijo Gineon.
-Gineon... pero...
-Pero nada. Y no me trates de esa menra tan familiar.
Comezó a llover. La sangre emanaba en gran cantidad de la herida. Y además Gineon le hablaba de esa forma.
-Lárgate ahora que puedes imbécil. ¡Fuera de aquí! - gritó Gineon casi llorando - "Diego por favor, no quiero que mueras"
-Es obvio. El chicó morirá en unos minutos. Tiene suerte de seguir vivo - señaló Miguel - Vámonos, Gamel.
Entonces los tres comenzaron a avanzar hacia la puerta de luz. Diego los siguió con la vista, hasta que se le nubló, perdió el conocimiento y finalmente cayó.
Seguía lloviendo, ahora de manera torrencial.


*HE DECIDIDO QUE ESTA SAGA CONTENGA 3 CAPÍTULOS MÁS. UN GIRO DE LOS ACONTECIMIENTOS DARÁ A DIEGO UNA OPORTUNIDAD...*

2 comentarios:

  1. Jodeer quee penaa. Pobre Diegoo :'(

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  2. Sencillamente inpresionante *_*
    Me ha dejado sin palabras
    Espero el siguiente.
    Besos, Elenna

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