sábado, 26 de marzo de 2011

CAPÍTULO 7: ELEMENTOS

Se levantó una tormenta muy fuerte. El viento no dejaba de azotar los árboles. El cielo estaba totalmente oscurecido.
Sakura pasó corriendo cerca del río Guadalquivir ese día. Algo le perturbaba. Notó una extraña presencia. No era ningún de demonio ni nada parecido. Se detuvo delante del puente de Isabel II. No había nadie, era imposible que hubiera alguien en la calle en esa noche de tormenta. De repente, la chica vio a alguien. Parecía un humano, pero desprendía un aura bastante poderosa.
-¿Diego...? - preguntó titubeando Sakura.
No. No era Diego. Era otro humano, con poderes.
-¿Quién...quién eres tú? - preguntó Sakura.
Una ola surgió de las aguas caudalosas del río, que embistió a Sakura. La ola se transformó en un torbellino acuático que se hacía más fuerte con la lluvia. La chica consiguió liberarse con mucho esfuerzo tras lanzar una descarga eléctrica contra el torbellino.
-¡PATADA TORNADO! - gritó Sakura. Cortó el viento con su patada y originó un tornado. El desconocido paró el ataque con las manos. Sakura se apartó.
-Muéstrate - exigió Sakura.
El desconocido sacó una vara dorada. Un bastón de oro. Lo golpeó contra el suelo. Solo con ese movimiento pudo sacudir la tierra. Sakura tambaleó y se cayó. Después de eso, el torbellino acuático se regeneró. Sakura se recuperó y pudo saltar sobre el torbellino, con lo que consiguió estar a gran altura.
-¡CAÍDA RELÁMPAGO! - gritó Sakura. La chica caía envuelta en rayos, ayudada además por la electricidad originada por la tormenta. Era el ataque más fuerte que se hubiera visto.
El desconocido golpeó otra vez la vara contra el suelo, levantando una pared de aire, que aspiraba las partículas eléctricas que conformaban el ataque.
Un trueno cayó en un árbol y se quemó. Y el desconocido apartó las llamas del árbol, formando una gigantesca bola de fuego. Lanzó esa bola, imposible para que Sakura pudiera evitarla,  por lo que recibió el impacto. La chica se desmayó y el desconocido desapareció.

-¡Rápido Gineon! ¡Vamos! ¡Lo he sentido!
-¿Sentido el qué?
-Tengo un mal presentimiento.
Era un fin de semana, un Sábado para ser exactos. Diego quiso salir a otros lugares de Sevilla puesto que los demonios se estaban movilizando por toda la ciudad.
Diego llegó al río Guadalquivir y encontró a Sakura desmayada.
-¿Qué ha pasado aquí? - se preguntó Gineon.
-¡Sakura! ¡Despierta! - gritó Diego.
-Yo me encargo de esto - dijo el ángel.
Gineon extendió su mano, y sacando su espada brillante pudo restaurar a la chica.
-...¿Qué...?¿Qué me ha pasado?¿Diego?¿Qué haces tú aquí? - preguntó Sakura, algo mareada.
-Eso mismo te iba a preguntar yo ahora.
-Me atacaron.
-¿¡Quién ha sido!? - preguntó Diego elevando la voz.
-No lo se. No era un demonio. Es más, ni siquiera desprendía energía oscura. Ninguno de mis ataques le hizo daño.
-¡Maldito sea! ¡Lo encontraré! - afirmó Diego.
-Ya me encuentro mejor. Me voy ya - dijo Sakura, incorporándose, pero a punto estuvo de caer.
-Mejor que me quede aquí contigo hasta que te recuperes.
-¿Por qué?
-¿Por qué ''qué''?
-¿Por qué te quedas aquí conmigo? - preguntó Sakura.
-Sería un desconsiderado, digo yo. Estando tu así, no te voy a dejar tirada - contestó Diego, un poco nervioso.
-Pues... gracias.
-De nada.
Pasó algo más de una hora cuando Sakura se recuperó. En ese espacio de tiempo hablaron acerca del desconocido, que tenía ataques de todo tipo.
-Ahora si que me voy. Hasta otra - dijo Sakura - Gracias por todo.
La chica se alejó corriendo hacia el centro de Sevilla.
-Espera... dijo Diego, pero no llegó a tiempo.
Diego se quedó pensando. Su mirada se dirigía hacia el centro, donde se fue Sakura.
-Que le vaya bien... - suspiró Diego.
-Creo que ya se por donde van los tiros - añadió Gineon, no sin cierta picardía.
-¿Qué quieres decir?
-Que estabas bastante seguro al acercarte a este lugar.
-¿No pensarás...?
-No. Yo solo digo que sabías que aquí pasaba algo. Y luego tu manera de hablar, bastante correcto y otros detalles...
-Imaginaciones tuyas Gineon, imaginaciones tuyas.
-¿Tu crees? - preguntó Gineon con ironía.
-Ya habrá tiempo para eso - concluyó Diego - Vámonos, mejor, que luego mis padres me matarán a preguntas del estilo ''¿Por qué has llegado a esta hora?''
Se fueron rápidamente a casa. Por suerte, no le preguntaron apenas nada.
Diego se sentó en el ordenador a ver un par de capítulos de Inuyasha, le entró sueño y se fue a dormir.

Al día siguiente se levantó bastante tarde, cerca de las 13:00. Era Domingo, así que tampoco le preocupaba mucho la hora. Salió de su cama y fue a la cocina a coger un pastelito. La cocina estaba impregnada con el olor a pollo que estaba preparando su madre. Sus hermanos habían salido al parque a jugar con su padre. Diego se duchó, se vistió y fue también al parque.
Llegó a esa zona donde apenas pasaba nadie, bastante alejada de donde se encontraban sus hermanos. Escuchó una pequeña explosión. Diego se acercó al lugar y vio a lo lejos al Águila Imperial.
-Démonos prisa - dijo Gineon.
Al llegar, encontraron a Ahriel defendiéndose de unas llamaradas. Eran doce demonios. El líder podía disparar fuego. Algunos de los demonios consiguieron encadenar a Roc.
-¡ROMPE ROCAS! - gritó Diego. Las rocas emergieron del suelo, y salieron disparadas contra algunos de los demonios que rodeaban a la guerrera.
-¡Hombre! ¡Mira quien está aquí! - exclamó Ahriel, mientras se defendía de un ataque con la Dominio Aéreo.
-Pero hay que ser inútil para dejarse atrapar por unos demonios - aclaró Diego.
-¡AAAAAAAAAA! - rugió el líder de ese grupo de demonios. Una llamarada salió de su mano y Diego tuvo que saltar para esquivarla.
-¿Con qué inútil? Si te iba a dar...
-Dejémoslo para luego - sugirió Diego.
-Detrás de ti - advirtió Gineon.
Los demonios que se habían caído por el Rompe Rocas se levantaron y corrieron para cargar contra Diego y Ahriel.
-¿Ah sí? ¡CORTE CICLÓN DOBLE! - gritó Ahriel agitando su espada de doble hoja. Consiguió a tumbar a dos demonios.
-Me toca - Diego atacó con su espada a los demonios que encadenaban a Roc - ¿Ves? No eran gran cosa...
-¡Rodeadlos! - dijo el líder de los demonios. El resto del grupo de demonios apareció alrededor de los dos guerreros.
-¿Te crees que no vamos a poder? - preguntó Diego - Podremos, y hasta con facilidad.¡RUPTURA DE TIERRA! - gritó Diego. El chico derribó a dos demonios a la vez provocando una grieta en el suelo en el suelo.
Ahriel se unió al ataque alzando el vuelo y atacando a los cuatro que tenían encadenados a Roc.
Parecían débiles, pero eran demonios con una gran capacidad de aguante. Habían sobrevivido tanto a la espada de Diego como al corte de la Dominio Aéreo de Ahriel.
-¿Os creéis que somos débiles? - preguntó el líder enfadado - ¡No sabéis con quién os habéis metido!
El líder se encendió, extendió sus brazos y empezó a disparar fuego en todas direcciones.
-¡Roc! ¡VIENTO REAL! - gritó Ahriel.
La poderosa corriente de aire chocó con algunos de los disparos, pero otros siguieron su curso. Algunos llegaron al suelo, otros chocaron contra unos árboles, otros les llegaban a Diego y Ahriel que los repelían como podían. De todo.
E líder se encendió aún más. Levantó las manos y originó una gran bola de magma y apuntó hacia los dos guerreros.
-¡Tomad esto malditos!
La bola de magma gigante se dirigía hacia Diego y Ahriel. Pero no llegó a su objetivo. Una muralla de fuego les protegió. Diego miró a su alrededor y no habían árboles quemándose ni la hierba ardiendo. Era como si esas llamas que antes quemaban todo ahora les protegieran. Peor ¿quién había sido?
Un desconocido se acercó. Por detrás de él apareció una ola gigante proveniente de un pequeño río que había cerca. Consiguió barrer a todos los demonios con esa ola. Y luego despareció en el acto.
-''¿Será un nuevo enemigo?'' - pensó Gineon.
-''No lo sé. Al menos nos ha librado de esta amenaza. Si hubiera sido un demonio, nos habría atacado. En cambio nos protegió. Un momento... Sakura...
Diego se acordó de su conversación con Sakura y se acordó del desconocido que la atacó.
-Tenemos que hacernos más fuertes Gineon, como sea. No puedo permitir que a Sakura la hayan atacado de esa manera.
-Mmm... - dijo Gineon con cierta ironía.
-¿Cómo que ''Mmm''? - preguntó Diego.
-Esto... nada, nada. Pero bueno. Tienes razón. Debemos hacernos más fuertes para que estas situaciones no se repitan.
-Yo también me esforzaré al máximo - añadió Fran, que acababa de volver a su forma humana.
-Contamos contigo.
-Hasta el final.
Caminaron hacia la salida del parque. Hablaron durante un rato y luego cada uno se fue a su casa.
Diego puso su lista de reproducción en el ordenador nada más llegar a casa. Se conectó al Tuenti y nada más apareció la página de Inicio tenía una petición de amistad... ¡De Sakura!
-¿Cómo me ha encontrado?
-No lo sé - dijo Gineon - Estarás contento ¿no?
-¿Por?
-Te ha agregado - Gineon se aguantaba la risa.
-Bueno. A ver sise conecta un día y le pregunto como está que me dejó preocupado.
-*Suenan las campanas de...* - dijo Gineon.
Pero Diego ahora tenía la cabeza puesta en fortalecerse, para hacerle frente a ese desconocido.

sábado, 19 de marzo de 2011

CAPÍTULO 6: RUGE CON FUERZA, LA TIERRA

Era Lunes. Pero Diego no se lo tomaba mal. Los que daban Proyecto Integrado de Inglés entraban una hora más tarde, a las 09:00, y eso era un alivio. El poder dormir una hora más para poder afrontar la jornada.
Diego se levantó a las 08:00, un poco dolorido después de la paliza que le propinó Ahriel la noche anterior. Pero por alguna razón no estaba enfadado; eso le motivaba para mejorar. Además pensaba que la cara de la guerrera le sonaba, que la había visto en otro lugar.

Javi y Mary lo esperaban después de que Diego hiciera su rutina de 4 fases: ducharse, vestirse, desayunar e irse.
Poco había de que hablar, salvo de esas corrientes de aire del día anterior. Llegaron a las 09:00 al instituto para la clase de Matemáticas. Es una de las asignaturas que más le gustan a Diego; aunque la asignatura sea difícil, le gustan las historias que cuenta su profesor, José Manuel Reyes. Ese día contó una historia relacionada con la cultura oriental. El profesor había leído algo sobre una leyenda de una espada doble. Diego pensó en esa espada, la visualizó... ¡Era el arma que portaba Ahriel!
La Dominio Aéreo, la única espada doble que se podía desmontar formando dos espadas. Se dice que tiene el poder de crear grietas en el aire, solo si la usa alguien verdaderamente fuerte.
-Algún arma - proseguía su profesor - muy poderosa o muy bien hecha deberían haber tenido los señores feudales japoneses hace siglos para que surgiera esta leyenda. O al menos eso es lo que pienso. De todos modos los japoneses siempre cuentan las cosas a su manera. Aunque no por eso debemos considerarlos diferentes. Su cultura posiblemente vaya más adelantada que la nuestra.
Física, Recreo, Tecnología, Informática e Historia. Así se le pasó el día. En el recreo se enteró de que Fran había faltado a clase ese día. Es raro en ese chico que falte. Nunca suele faltar. Ahora que se daba cuenta, la cara de Ahriel le sonaba bastante a la de Fran, pero rápidamente desechó esa idea de que su amigo fuera la guerrera que lo machacó el día anterior.

Al terminar las clases Diego, Javi y Mary se fueron rápidamente a sus casas. Diego su puso su lista de reproducción del Ares, y se dedicó a documentarse sobre Los Halconeros. Apenas había información y la poca que había era muy difusa. Estudió a fondo la leyenda de la espada doble, la Dominio Aéreo.
*Solo el poseedor de la Dominio Aéreo será capaz de dominar el viento*
Gineon intervino y explicó que con esa espada, Ahriel era capaz de llamar al Águila Imperial.
Siguieron buscando más información. Solo encontraron vestigios, fragmentos, pero nada concreto. Alguna que otra leyenda de humanos que volaban como las aves. Pero lo que más le llamó la atención a Diego fue la imagen difusa de un templo, y un guerreo alzando la Dominio Aéreo. ¡Era Ahriel! Imposible. La imagen corresponde a un templo cuya fecha está datada de hace 4000 años. Pero la guerrera que se enfrentó a Diego la noche anterior era una chica joven.
Siguieron así hasta la noche. Luego salieron a patrullar la zona y volvieron al cabo de una hora, después de haber derrotado a un demonio.
Además de lo de Ahriel, Diego tenía otra preocupación: controlar la esencia sagrada que reside en todas las cosas.

Al día siguiente, Martes, Diego se levantó a las 10:00. La razón era que que los que daban Biología y Ciencias del Mundo Contemporáneo se iban de excursión a Emasesa. A los pocos que quedaban les dieron el día libre. Diego hizo su típica rutina y fue al parque, ahora que tenía tiempo.
-A ver si hoy conseguimos algo nuevo - comentó Gineon.
Volvieron a ir al mismo lugar de la otra vez. No había absolutamente nadie. Diego vació su mente. Solo lo acariciaba la brisa. A Gineon le pasaba exactamente lo mismo. Ambos sincronizaron sus mentes y se fundieron en una sola. Percibían la energía sagrada que rodeaba el ambiente. Podían sentirla. Lo complicado ahora era reunir toda esa energía en su mano y soltarla en un ataque. Después de concentrarse en lo más profundo, consiguió formar una pequeña bola de energía que  disparó contra un árbol cercano. La bola se desvaneció antes de llegar al árbol. Diego no se rendía y siguió insistiendo. Debía dominar esa energía para contrarrestar el Viento Real de Ahriel. Si no lo conseguía, creería que no era adecuado que alguien como él protegiera a la gente.
-¡Otra vez! - dijo Diego, cansado.
Concentró la energía sagrada en su mano, que se iluminó de tal manera que le llegaba a quemar. Disparó la energía contra un árbol.
-No me lo creo... - dijo Diego, atónito.
-Lo has conseguido - respondió Gineon.
En efecto, así era. Una descarga de energía salió de la mano de Diego, impactando contra el árbol, que caía al suelo debido a la descarga.
-Puedo atacar con esta energía. Puede que sea lo que necesite contra Ahriel.
-Será mejor no confiarnos - le aconsejó Gineon.
-Tienes razón.

Diego volvió a su casa, comió y se conectó a Internet. Puso esa dichosa lista de reproducción a la vez que hablaba con gente por Tuenti. Javi, que le contaba que estaba muy bien este día libre y demás. Luego se puso a ver Inuyasha. Por la tarde salió, con el pretexto de que iba a la biblioteca buscar información para un trabajo.
-¡Vaya! ¡Un demonio! - señaló Gineon.
-Vamos, rápido - dijo Diego sin darse un respiro - ¡RUPTURA DE TIERRA!
El demonio se desvaneció en cuestión de segundos.
De repente sintió una corriente de aire muy fuerte. Y una gran sombra lo cubría. Era Roc, el Águila Imperial.
-Vaya, vaya , vaya. ¿Qué tenemos aquí? - soltó Ahriel.
-Quiero la revancha, Ahriel.
-¿Qué te hace pensar que pasará algo distinto que lo que sucedió hace dos días?
-Porque confío en nosotros.
-De acuerdo. Comprobemos lo que has mejorado - dijo Ahriel a la vez que se lanzaba con su espada doble para atacar a Diego. El chico consiguió parar el ataque con su espada.
-¡ROMPE ROCAS! - gritó Diego. Quería que las rocas fueran hacia Ahriel. La guerrera las apartó usando al Águila Imperial.
-¿Usando otra vez los mismos trucos? - preguntó Ahriel - No me vencerás de esa manera.
Pero se descuidó.
-¡RUPTURA DE TIERRA! - Diego alcanzó a Ahriel con su ataque, lanzándola metros hacia atrás. Se abrió una grieta en el suelo.
-¡Nada mal! ¡Pero no es suficiente! ¡Prepárate para recibir el ataque de Roc!
Una gran corriente de aire se originó alrededor del ave guardián. Descendió a la superficie y empezó a batir sus alas. La intención era darle a Diego con el ataque que lo tumbó la última vez: Viento Real, pero esta vez de frente.
Pero Ahriel se llevó una sorpresa. Diego no estaba asustado ni nada parecido, a pesar de que ya había comprobado los daños de su ataque.
-¿Qué haces ahí de pie? - se extrañó la guerrera.
La energía sagrada comenzó a reunirse alrededor de Diego. Cogió toda la energía que pudo.
-La esencia sagrada que reside en todas las cosas... - dijo Gineon. ''¿Realmente lo conseguirá?''
-¿Qué está sucediendo? - preguntó Ahriel.
Diego permanecía inmóvil ante el inminente ataque de Roc.
Toda la energía... Diego la reunió a su alrededor provocando ondas de energía que hicieron vacilar a Ahriel.
-La energía sagrada terrestre es nuestra aliada... - dijo Gineon, con un tono firme y decisivo.
-¡Prueba nuestra fusión con el planeta! ¡Ruge con fuerza, LA TIERRA! - gritaron los dos a la vez.
Toda la energía sagrada que había se reunió en a mano de Diego, que golpeó el suelo, originando un gran disparo de energía.
-¡VIENTO REAL!- gritó Ahriel. La poderosa corriente de aire se dirigía hacia Diego.
Ambos ataques colisionaron.
-Con este poder... ¡¡¡No nos puedes vencer!!! - exclamó Diego.
La Tierra superó al Viento Real. La energía sagrada rompió a la gran corriente de aire, alcanzando al Águila Imperial. Se produjo un gran estallido y se levantó una gran cortina de humo. Al disiparse, se dieron cuenta de que el ave guardián estaba herida en el suelo. Y Ahriel estaba conmocionada.
-¿Es posible? ¿Nos han superado?
Sin apenas respirar, Diego se lanzó contra Ahriel.
¡RUPTURA DE TIERRA! - gritó Diego. El ataque alcanzó definitivamente a Ahriel, creando una grieta en el suelo, aún mayor que la anterior.
Ahriel estaba en el suelo, indefensa. Diego la tenía a su merced. Sacó su espada. Pero no le hizo daño.
-¿No me vas a matar?
-No... no es a mi a quien le corresponde quitarte la vida.
De repente, Ahriel comenzó a brillar, adoptando otra forma. Ahora tenía una vestimenta normal, como cualquier persona común. Sin alas. Era... ¡Era Fran!
-¿Qué? - preguntó Gineon.
-¿Qué es esto? - preguntó Diego, extrañado.
-Verás - dijo Ahriel desde el interior de Fran - Fran y yo estamos en el mismo cuerpo. Escapé de un grupo de Demonios Mayores hace tiempo. Tuve que esconderme en el cuerpo de un chico, ya que lo intenté en el de una chica y automáticamente adquiría la misma apariencia que yo. En el cuerpo de Fran nadie me reconocería.
-Guardaré tu secreto.
-Gracias - dijo Fran - Hasta mañana en el instituto.
Fran se alejó hacia su casa. Diego no lo entendió muy bien al principio. Pero le agradaba la ideo que uno de sus amigos pudiera luchar a su lado.

domingo, 13 de marzo de 2011

CAPÍTULO 5: LA CHICA ALADA

Diego asimilaba cada vez mejor el alma de Gineon. Ahora se centraba en ver si podía  adquirir nuevos ataques. Todos los días por la tarde, si tenía tiempo, salía al parque a practicar. Había conseguido que la energía que rodea los lugares le sirviera de ataque. Diego le pregunto al ángel como podía suceder esto. Gineon le contestó que todos los objetos del mundo, todas las cosas, tienen una esencia sagrada. Los que se entrenaran a fondo podían ser capaces de manejar esa esencia sagrada y utilizarla en beneficio propio. Si realmente alguien estuviera en un apuro, esa esencia sagrada que reside en todas las cosas puede ayudarle, adquiriendo asi conciencia propia propia.
-¿Lo intentamos? - preguntó Gineon.
-De acuerdo - contestó Diego, de manera decisiva.
El chico se quedó de pie, en una zona del parque por la que apneas pasaba gente. Ese día en especial no pasaba nadie por el lugar, adecuado para la ocasión.
-Concéntrate - dijo Gineon.
Diego vació su mente, y la dejó en blanco. Lo que pretendía era sentir esa esencia sagrada e intentar reunirla en su mano. Solo sentía la brisa que corría y que hacía mover la hojas de los árboles. No se apreciaba ningún otro sonido. Sintió la energía sagrada del viento, de los árboles, la hierba, un afluente del río Guadalquivir, del mismo cielo azul que se mostraba por encima suya. Le producía un  estado de relajación que nunca había sentido. Intentó atrapar una parte de esa energía; no lo consiguió. Le faltaba práctica. Pero al menos ya sabía lo que sentía al dejarse llevar por la esencia sagrada que reside en todas las cosas.
Esta paz que reinaba en el ambiente se vio alterada por un demonio que tenía ánimo de romper cosas. Después de echar dos árboles abajo, Diego apareció delante suya.
-¡Me has echado a perder la concentración! - exclamó Diego,  a la vez que corría hacia el demonio - ¡RUPTURA DE TIERRA!
Finiquitó al demonio en pocos segundos. Diego respiró profundamente e intentó retomar esa profunda concentración en la que estaba metido. Consiguió tomar contacto otra vez con la energía sagrada. Pudo por fin concentrar una pequeña parte de esa energía en su mano, que brilló de tal manera que se comparaba con un rayo de luz solar. Intentó disparar esa energía pero se desvaneció. Diego lo intentó algunas veces más obteniendo el mismo resultado.
Cansado ya, después de unas tres horas fuera, decidió volver a su casa. Diego se encontraba motivado por el hecho de que puede haber sido el único humano que ha entrado en contacto con la esencia sagrada que reside en todas las cosas, pero un poco frustrado por no haber conseguido realizar ningún ataque con esa energía.
-Venga Diego. Confío en que lo conseguirás - le animó Gineon.
-Lo conseguiremos juntos ¿vale?
-Bien, pues vámonos.
Caminó unos 10 minutos y se detuvo en la puerta principal del parque; vio algo inimaginable: un águila imperial gigante surcaba los cielos. Sobre el ave iba una persona. De pronto se originó una poderosa corriente de aire.
-¿Quién será? - preguntó Diego.
No tengo idea - contestó Gineon, que  se quedó pensativo - ¡Espera! ¡Creo que ya lo tengo!
-Cuenta
-Me dijeron que posiblemente podrá verlos cuando me enviaron a esta zona. Se trata de un miembro del clan de Los Halconeros.
-¿Los Halconeros?
-Sí. Son hombres-pájaro para que lo entiendas. Gente que vive en islotes aéreos, solo visibles para gente con poderes.
-Es decir, tu y yo podríamos verles.
-Exacto. Las personas normales no pueden verlos. Ese águila imperial gigante que hemos visto hace un momento es el protector de los islotes aéreos, su guardián. Se dice que en menos de un día puede recorrer el mundo entero.
Diego se imaginó todos los lugares a los que podría ir si pudiera tratar con ese gran pájaro. Japón, Egipto, Canadá y otros muchos lugares que no podía ni imaginar. Territorios amplios un no descubiertos por el hombre.
Después de terminar de pensar, Diego cruzó la calle y entró por la puerta de su bloque. Cuando llegó a casa, su madre le preguntó si no tenía frío, debido a la corriente de aire que se había originado.
- *Que el resto de mortales no pueda ver al águila, no quiere decir que no sientan su rastro. Esa corriente de aire la originó el águila a su paso* - explicó Gineon, desde el interior de Diego.
- *Vale. Descansemos un poco. Por la noche saldremos a revisar si hay algún demonio suelto por ahí*
Diego se puso delante del ordenador para buscar unos datos para un trabajo que tenía que hacer para la asignatura de Informática. Al poco tiempo los guardó en su correo y luego empezó a hablar con gente por Tuenti. Pedro le decía que le trajera un cuaderno para copiar unos apuntes y Javi le hablaba de cualquier tontería. Como de costumbre, tenía puesta su lista de reproducción en Ares. Si un día no la pone es como si le faltara algo.
Así pasaron dos horas hasta que eran las 21:00. Sus hermanos pequeños se fueron a dormir, su padre se puso a ver las noticias y su madre estaba dejando la comida lista para el día siguiente. Diego se podía quedar levantado hasta tarde debido a que al día siguiente, Lunes, entraba a 2º hora porque faltaba una profesora.
Después de hacer la comida, la madre de Diego fue a ver una película que daban por televisión. Diego necesitaba una excusa para salir a patrullar.
-¡Mamá! Me ha llamado Javi diciendo que si podemos salir a dar una vuelta.
-No tardes mucho ¿vale?
Diego se fue con cierta prisa. Nada mas salir de su bloque fue andando por las calles hasta llegar a
Ronda de Pío XII. No encontró nada nada raro. Ni un solo demonio a la vista. Pero eso no iba a durar mucho tiempo. Cuando se aproximaba a los bloques cercanos al suyo, vio una sombra moverse. Una no, dos. Diego siguió esas sombras hasta que decidieron materializarse.
-¡Quita chico! - dijo uno de los demonios.
-¿No piensas o qué? ¡Mejor nos lo comemos! ¡Jajajajaja! - contestó el otro.
Pero no les dio tiempo a pensar como iban a atacar. Una onda energética que cortaba el viento en forma de cruz bajó rápidamente desde arriba, cortando por la mitad a los dos demonios a la vez.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó Gineon.
Diego miró hacia todas partes. Quería encontrar a quién se había cargado a los demonios. No vio a nadie. Pero lo que no se esperaba es que fuera un ataque aéreo. Diego entonces reparó en ese detalle y observó al cielo. La luz de la Luna reflejaba la sombra de una persona... con alas.
-¿Quién eres tú? - preguntó el desconocido.
-Soy Diego. Alguien que se dedica a luchar contra los demonios.
-Eso lo decidiré yo - la voz era una voz femenina - Caerás antes las alas de Ahriel, líder de Los Halconeros.
Ahriel descendió en picado enarbolando una magnífica espada. Diego consiguió frenar el golpe deteniéndolo con su propia espada. Los aceros chocaron, pero Ahriel tenía ventaja, debido a sus alas. Diego saltó e intentó alcanzarla para darle una estocada desde arriba, pero una corriente de aire muy fuerte le frenó.
Era el águila de antes.
-¿Magnífico, verdad? ¡Roc, ataca! ¡VIENTO REAL!
Una poderosa corriente de aire de aire pilló a Diego, haciéndolo volar por los aires. La caída fue bastante dolorosa.
-¿Ya está? Pensaba que ibas a defenderte mejor.
-No estoy acabado. ¡Vamos Gineon! ¡ROMPE ROCAS!
Las rocas emergentes de la superficie terrestre volaron hacia su rival. Ahriel se protegió con sus alas, pero eso dejó que Diego se acercara peligrosamente.
-¡RUPTURA DE TIERRA! - gritaron Diego y Gineon a la vez.
El ataque no llegó a realizarse debido a otra intervención del Águila Imperial, que lo tumbó de nuevo.
-Esto no vale para nada. Roc, nos vamos.
Ahriel se elevó y se fue junto al águila. Diego se levantó después, dolorido.
-Nos han zurrado bien... - dijo Diego.
-Lo siento. He causado que tengas que luchar  y me siento culpable - respondió Gineon, apenado.
-No digas eso. Seguiremos entrenando. Verás como al final logramos dominar la esencia sagrada que reside en todas las cosas.
-Pero...
-¡Pero no! ¡Si estamos juntos es porque también yo acepté que entraras en mi cuerpo. Seguiremos unidos contra los demonios.
-Gracias.
-Venga. ¿Nos vamos?
Diego regresó a su casa, consciente de que tenía que dominar esa energía. Quería conseguirlo... para poder igualarse a Ahriel.

domingo, 6 de marzo de 2011

CAPÍTULO 4: QUIÉN ME CAUTIVÓ (SEGUNDA PARTE)

A las 18:00 llegó a la para del autobús, donde lo esperaban sus amigos.
-¿¡Qué horas son estas de llegar!? - le recriminó Fran.
-Pues la hora a la que habíamos quedado ¿no?
-No. habíamos quedado a las 18:00 y son las 18:01 - añadió Pedro.
-Jajaja. Que gracioso...
Todos se echaron a reír.
El autobús llegó al cabo de 5 minutos. Eran un 12. Se montaron con dirección al centro. Se bajaron en Plaza Ponce de León. Tenían la intención de ir a la Fnac.
-¡Bueno! Hemos llegado. Vámonos y nos picamos a lo que tengan en la Wii - dijo Diego.
-Venga vamos - animó Pedro.
Legaron a la Fnac y estaba lleno de gente. Subieron al 2º planta donde estaban los videojuegos. Cada uno se fue por su lado: Pedro cogió una NDS y echó unas partidas al New Super Mario Bros; Adri fue la PS3 donde estaba el gran turismo; Diego y Fran cogieron la Wii y pusieron el modo de dos jugadores para darle al Sonic Colours. Estuvieron cerca de dos horas pasándolo en grande.
-¿Vámonos ya , no? - preguntó Adri.
¿Ya tienes hambre? - preguntó Diego.
Un poco... - admitió Adri.
-Venga, vale. Vámonos - dijo Fran.
Los cuatro se fueron. Dieron un paseo por las calles del centro. Se pararon además en la Casa del Libro a ver si pillaban algo interesante.

Después de 30 minutos, fueron al McDonnald´s que se encontraba en Plaza del Duque. Lo raro es que apenas había cola. Solo esperaron unos minutos hasta que pudieron pedir. Todos, excepto Adri, pidieron poca cosa: Pedro pidió una hambuerguesa y una Coca Cola. Fran pidió lo mismo. Diego pidió unos nuggets de pollo y un McFlurry. Ahora Adri: Menú Big Mac. Fueron a la tercera planta, la que se encontraba más arriba y empezaron a comer. Adri bajó al cabo de un rato a pedir un helado. Ya que le quedaba bastante comida, los demás le birlaron patatas y nuggets. A llegar no se dio cuenta de lo que habían hecho, y los tres se reían como unos enanos.
Pero Adri llegó con una expresión rara.
-¿Qué te pasa, Adri? - preguntó Pedro.
-Os parecerá raro. Pero mientras esperaba a que me dieran el helado, me dio por mirar por la ventana.
Vi una sombra moverse y una chica persiguiéndola. Habrá sido mi imaginación.
Lo demás se miraron y se quedaron pensando.
-Lo que pasa es que tanta comida te ha afectado, jajaja - mencionó Fran.
-No creo. Habrá sido mi imaginación.
Solo Diego reparó en ese detalle. ¿Una sombra moviéndose? ¿Una chica que la perseguía?
-Ahora vuelvo. Voy al servicio.
Mentira. No iba al servicio. Bajó rápidamente las escaleras las escaleras y fue al exterior del edificio. Vio a la chica correr a lo lejos y decidió seguirla.
-¿Será la misma chica de ayer? - preguntó Gineon.
-Eso es exactamente lo que vamos a comprobar.
Llegaron a la calle Sierpes siguiendo a la chica. Diego se quedó apartado y pensó que sería ,ejor ver que pasaba antes de entrar en acción.
La chica se detuvo delante de la sombra, sin hacer movimiento alguno. De la sombra se materializó un demonio. Su aspecto era como el de humano, pero de color rojo y con cuernos.
-¡Hasta aquí has llegado, humana! ¡No podrás contra mi!
Sin decir palabra, la chica se movió rápidamente y se lanzó contra el demonio, asestándole un golpe con su arma, que era una vara.
-¡Maldita! ¡No conseguirás vencerme!
-¡PATADA TORNADO! - gritó ella. Su poderosa patada que corta el viento impactó en el brazo del demonio, arrancándoselo de cuajo.
La sangre que emanaba del brazo derecho del demonio paró al cabo de unos segundos. Lo peor es que pudo regenerar su brazo.
-¿¡Haz visto eso, niña!? ¡¡No puedes hacer nada!!
El demonio se lanzó contra la chica pero ella le dejó paralizado con una descarga eléctrica. Cuando se disponía a usar su Patada Tornado otra vez, apareció alguien más.
Una sombra se posicionó por detrás de la chica y la agarró. Era otro demonio, al parecer, compañero del anterior. Dos contra una. Diego no podía seguir viendo esto.
-¡Dos contra una no vale! - gritó Diego.
-¿Qué haces tú aquí?
-Ayudando ¿no?
Los dos demonios cargaron contra ellos. La chica se apartó y Diego pegó un salto superando al demonio que tenía por delante en altura. Los demonios no se lo podían creer. Dos humanos los estaban superando. Rugieron con fuerza y se abalanzaron sobre la chica.
-¡Diego! - avisó Gineon.
-Si ¡ROMPE ROCAS! - gritó Diego. Con las rocas que emergieron del suelo logró apartar a las bestias.
-Gracias... - dijo la chica.
-¿Perdona? ¿Me lo estás agradeciendo? - se extrañó Diego.
No hubo respuesta ya que las dos criaturas saltaron sobre ellos. La chica los logró repeler con una descarga eléctrica.
-¡Malditos humanos! - rugió
-¡Os arrancaremos vuestras entrañas! - gruñó el otro.
Los demonios se liberaron de la electricidad que les paralizaba y volvieron a cargar.
-¡Acabemos con esto de una vez! ¿Listo Gineon?
-Juntos ¡RUPTURA DE TIERRA! - gritaron los dos a la vez. La mano de Diego se iluminó y cargó corriendo contra uno de los demonios. El demonio voló unos metros hacia atrás a la vez que se abría una grieta en el suelo.
-¡PATADA TORNADO! - gritó la chica. La patada creó un tornado, que a la vez cortó el viento creando un tornado, que a la vez impactó en la cabeza al otro demonio.
Diego corrió para asestarles un golpe a los demonios con la espada. pero vio a la chica corriendo a gran velocidad, también para patear otra vez a los demonios.
-Acabemos rápido - sugirió Gineon - Tus amigos te esperan.
-Es cierto. Los  he dejado en el McDonnald´s. Al menos ahí están seguros.
Los demonios se recuperaron y quisieron volver a cargar.
-¡Tú! - habló Diego, dirigiéndose a la chica - Utilízame como base para impulsarte.
Diego dio un salto y dejó que la chica saltara sobre su pecho, con lo que cogió una gran altura.
-¡CAÍDA RELÁMPAGO! - gritó la chica. Impactó contra los demonios a la vez que los electrones que habían en el ambiente formaran una corriente eléctrica. Era como una bola de energía eléctrica que caía desde las alturas. Los demonios salieron volando. Diego aprovechó para rematarlos con la espada. Los demonios se desintegraron en medio del espectáculo luminoso que se había originado.
-Gracias por haberme ayudado - dijo ella.
-De nada. ¿Tú nombre?
-Sakura ¿y tú?
-Diego.
-Nos vemos en otra ocasión - dijo Sakura mientras se fue corriendo a gran velocidad.
-Espera... - A Diego no le dio tiempo de reaccionar y se quedó con una expresión pensativa.
-¡Diego! ¡Diego! ¡Holaaaa! - dijo Gineon.
Diego se fue con una sonrisa en la cara, en dirección al McDonnald´s donde le esperaban sus amigos. Al llegar, seguían hablando como si nada.
-¡Hombre! ¡Ya era hora! - dijo Fran.
-Había cola - contestó Diego.
-Vámonos ya - dijo Adri.
Los 4 cogieron el autobús para irse a sus casas.
Y Diego descubrió que había alguien mas como él. Deseaba volver a verla en otra ocasión.

sábado, 5 de marzo de 2011

CAPÍTULO 4: QUIÉN ME CAUTIVÓ (PRIMERA PARTE)

Ese mismo día, Viernes por la noche, Diego se sentó frente al ordenador para escuchar música, a la vez que hablaba con gente por Tuenti.
Todavía le daba vueltas a ese asunto: ahora alberga en su interior la esencia de otro ser además de de la suya propia: el alma de un ángel. Recién se estaba dando cuenta del importante giro que ha dado su vida. Su deber ahora es luchar contra los demonios que se encuentre, junto con Gineon, a la vez que lleva una vida normal. No será facil,pero a Diego le motiva ser el responsable de la vida de la gente  con la que trata diariamente. Según Gineon, cuando vino por primera vez hace tres días,donde ha detectado una mayor cantidad de demonios ha sido aquí,en la zona Norte de Sevilla.
Como estaba algo intranquilo,fue a dar un paseo por su barrio en plena noche; de paso vigilaba  que no hubiera demonios por la zona.
No sentía frío en absoluto. Simplemente nervios ya que era la primera vez que salía a patrullar. Fue recorriendo las calles y no vio nada extraño.
-¿Nada por aquí? Es hasta raro... - comentó Gineon,
-Que se le va a hacer. Mañana probaremos, a ver si hay más suerte - dijo Diego
De repente se levantó una ráfaga impresionante de viento. Luego se vieron unas sombras, moviéndose entre los árboles que estaban en la acera.
-¡Vamos! - exclamó Gineon.
-De acuerdo. A ver que es lo que sucede.
Se acercaron al lugar donde se movían las sombras. Como se imaginaban, era un demonio. Pero había alguien más: una chica. Estaba delante del demonio. No había ni pizca de miedo en su mirada.
-¿Quién es ella, Gineon? ¿La conoces?
-No me suena de nada. Es la primera vez que la veo.
La chica se giró hacia Diego. Le observó con cierta desconfianza. El demonio aprovechó para avanzar a toda velocidad.
-¡Cuidado! ¡ROMPE ROCAS!
Las rocas que se originaron al salir del suelo se dirigieron hacia la bestia, golpeándole en diferentes partes del cuerpo.
La chica, sin decir nada, lanzó una ráfaga de aire contra Diego, empujándolo hacia atrás.
-¿Pero qué te pasa? ¡Te he salvado!
Pero ella seguía callada.
El demonio volvió a cargar, pero ella lo frenó en seco con una descarga eléctrica. Solo se limitó a decir:
-¡PATADA TORNADO!
Se lanzó con una patada a la vez que cortaba el aire en la trayectoria de la misma, creando un tornado que golpeó a su enemigo junto con el impacto de la propia patada. Un golpe directo. Le abrió una herida en el pecho y empezó a sangrar. El demonio se desvaneció a la vez que rugía de dolor.
Diego estaba mirando con una expresión atónita. No se creía lo que había visto. ¡Era la chica que corría cuando se encontró con Gineon por primera vez en el parque!
-¿Quién eres?
-Presiento que nos volveremos a ver... - dijo ella.
Sin darle a Diego la oportunidad de decir algo, salió corriendo a gran velocidad.
-¿Quién podría ser? - se preguntaba Gineon.
Diego se quedó pensando.
-¡Ey! ¡Diego! ¡La Tierra a Diego!
-¿Eh? ¡Ah, bueno! ¿Nos vamos?
Se fueron a casa. Cogió algunas canciones del Ares y las escuchó hasta que le entró sueño y se durmió.

Se levantó al día siguiente bastante tarde. Era Sábado así que tampoco le importaba mucho la hora.Eran las 12:30, se duchó, se vistió y se fue a comer cereales.
Adri lo llamó al móvil. Le preguntó la hora a la que iban a quedar. También iban a venir Fran y Pedro. A las 6 de la tarde habían quedado en la parada del autobús.
-Y tráete bonobús y dinero ¿vale?
-¡Que siiiiiii! Hasta la tarde, persona.
 Se puso a recoger su habitación. Su madre no le iba a dejar salir con el cuarto hecho un desastre. Tardó cerca de una hora en ordenarlo todo. Luego cogió el ordenador y puso las canciones que tenía en la lista de reproducción del Ares. Se conectó al Tuenti pero no encontró a nadie interesante para hablar. Se quitó y se puso a ver Bleach.
Sus padres lo llamaron para comer; comió y volvió a su habitación. Gineon apareció delante suya y le habló.
-¿Esta es tu rutina los fines de semana?
-Mas o menos. Tampoco soy el que más sale de marcha, pero que le vamos  hacer.
-¿Te apetece salir a ver si pillamos a algún demonio?
-Venga, vale. Ya que no volveremos hasta la noche, así revisamos por si acaso, no vaya a pasar algo raro mientras estemos fuera.
Salieron por los alrededores y no había nada de nada.
-A ver si... - dijo Gineon.
-... la chica de anoche destrozó a los demonios - concluyó Diego.
-De todas maneras seguirán apareciendo. No debemos bajar la guardia.
-A ver. Son las 4 de la tarde. Voy a casa a ver Inuyasha hasta las 17:45 y luego nos vamos.
-Bien. De todos modos tengamos cuidado.
-Si ya me estoy viendo venir que aparecerá un demonio en el centro. Y además tenemos que proteger a mis amigos. Estupendo.
-No te agobies.
No me agobio, Gineon. Pero ¿y si fallo qué pasará? Tengo miedo de fallar a mis amigos.
-Confía en ti.
-A lo mejor no ocurre nada.
Bueno. Pues nada.
Diego fue a su casa, se puso a ver Inuyasha hasta las 17:45 y se levantó para irse con sus amigos


CONTINUARÁ...