domingo, 13 de febrero de 2011

CAPÍTULO 3: ALIANZA

-¡Vale! ¡Vale! ¡Ya estoy despierto! - dijo Diego, con ganas de tirar el móvil contra la pared.
Todavía se encontraba afectado por lo sucesos del día anterior. A menudo se preguntaba si no fue todo un sueño. Al fin y al cabo se había despertado en su cama y no había cambiado nada en absoluto. Se levantó y se preparó para ir al instituto. Al salir de de su casa, mientras bajaba por el ascensor, decidió tomarlo todo como un sueño. Pero no había reparado en la pluma de color blanco puro, que estaba enganchada en la chaqueta que se había puesto el día anterior.

Se reunió con Javi y Mary para irse a clase. Tecnología tenían a primera hora, menos Mary que daba Biología. En la clase vieron a Santi y a Fran. Diego se puso a comentar con Fran ese ''extraño sueño'', a lo que su amigo respondió:
-¿Tu te habías fumado algo ayer, no? - le dijo Fran con ánimo de echarse a reír.
-¡Qué dices! - respondió Diego.
-¡Hay que ver Diego, hay que ver! - dijo Javi riéndose.
-Bueno ya está bien que ya viene la profesora...
Las tres primeras horas (Tecnología, Historia y Física) pasaron volando para Diego. Seguía dándole vueltas a ese asunto. Quisiera o no, le venían a la cabeza imágenes de ese demonio. Bajó irreconocible al recreo.
-¿Qué te pasa? - preguntó Adri, un amigo de otra clase.
-Nada. Hoy, que me siento descolocado.
-Suele pasar - añadió Fran.
Se acercó Pedro también a la conversación y Diego le contó su sueño. Se quedó pensando un rato...
El tema quedó ahí. Rápidamente pasaron las tres últimas horas horas, y todos se fueron deseosos de llegar a sus casas.
-No le des más vueltas a eso. Es un sueño, nada más - dijo Fran.
-Lo intentaré. ¿Mañana vamos a ir a eso? - preguntó Diego a sus amigos.
-Si. Pedro también viene - dijo Fran.
-Con Javi no contemos, jajajajaja.
-¿Qué dices tú, niño? - se queja Javi.
-Nada, nada... - dijo Diego. ''será vago...'' - dijo pensando - Venga, hasta mañana a vosotros dos.
Diego, Javi y Mary siguieron su camino. La primera en irse fue la chica, después de haberse parado unos minutos a contemplar un gato.
-¡Qué monada...! ¡Mira esa cosita...!
-Y pasaron los años... - dijo Diego - Vámonos ya anda.
Los dos siguieron adelante. Se pararon en uno de los bancos que hay en la plaza que está enfrente del bloque de Javi. Charlaron de cualquier tontería. Unos minutos después, se levantó Diego y se fue a su casa.
-¡Hasta el Lunes, persona!
-¡Adiós! - dijo Javi.

Diego llegó a su casa con el ánimo por los suelos. Está harto de su clase. Todos, menos los pocos que puede considerar amigos, se creen importantes, y lo que es peor, superiores a los demás. Muchos se meten con él o con uno de sus amigos, y parece que a Diego es al único que le afecta.. a veces piensa "¿qué podría hacer yo para que nos dejaran un rato?". Se aburre con las estupideces que hacen día a día, pero el intenta ir a su bola pasando del resto de la clase. Para él, su clase solo se compone de él mismo y 6 personas más. Le gustaría ser él quien confeccionara los listados de las clases para meter por lo menos unos 15 - 20 cambios.
Diego tenía cara de pocos amigos. Encendió el ordenador, puso la lista de reproducción que tenía guardada en el Ares y se recostó en la cama. Después se fue a comer. Para rematar, se puso a terminar un trabajo.

Luego salió al parque. Por alguna extraña razón regresó a su cuarto y cogió la chaqueta que se puso el día anterior. Fue ahí cuando reparó en la pluma blanca que se había quedado enganchada. Volvió a salir y fue al parque. Pasó por el mismo lugar que la última vez. Siguió andando hasta un puente, en cuyo extremo había una casa, perteneciente a una antigua finca que antes había ahí. Escuchó un sonido extraño y al instante se le vino a la cabeza la imagen del demonio. Cogió un palo grande que estaba tirado en los alrededores. Sabía que lo que pasó el día anterior no era un sueño después de todo. Entró muy despacio y se encontró a Kersek dándole golpes al ángel que lo había salvado. Sin pensárselo dos veces, Diego corrió hacia el demonio y le clavó el palo en la pierna derecha. El ángel consiguió entonces zafarse de las garras de Kersek.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-Devolviéndote el favor. Sabía que lo de ayer era real - dijo Diego - Gineon...¿así te llamabas?
-Sí, y tu eres...
-Diego. Un chico cualquiera. Si te acuerdas de mi después de esto, bien. Si no, bueno, ya estoy acostumbrado.
-¡Cuidado! ¡Kersek se acerca! ¡Ponte detrás de mi!
Kersek vino enseñando los colmillos después de que Diego le clavara el palo.
-¡Esto no me gusta nada! ¡Rompe Rocas! - gritó Gineon, a la vez que las rocas salientes del suelo iban hacia su rival.
-¿Crees que pasará lo mismo que en nuestro último encuentro? Eres más tonto de lo que pensaba... ¡Muere de una vez!
-*Maldición, mis energías están mermadas por estar en este mundo. La única manera de seguir teniendo energía será unirme a un cuerpo humano* - pensó Gineon.
Gineon se estaba agotando muy rápidamente. No se sabe como conseguía mantenerse en pie todavía.
Diego observó al ángel.
-¡Esta vez me toca a mi, maldito demonio! - gritó Diego, saltando para esquivar su garra, y le asestó otro golpe con el palo de antes.
-¡Ja! A ver si te crees que me afectan esos débiles golpes tuyos, humano - dijo Kersek - ¡Fuera de aquí!
El demonio alcanzó a Diego con su garra y lo lanzó varios metros hacia atrás. Sin embargo se levantó, muy dolido por el golpe, pero con una mirada firme y decisiva.
-*¿Podría ser este mi compañero?* - pensó Gineon - *Puede que no sea el más fuerte en el aspecto físico, pero algo me dice que en realidad tiene un gran potencial y un buen corazón.*
Diego mantenía la mirada fija en Kersek, intentando intuir su próximo movimiento.
-¡Diego! La única manera de derrotar a esa bestia es uniendo nuestras almas - le dijo Gineon a Diego, después de haberlo meditado.
-¿Unir nuestras almas?
-Exacto. Seremos como uno solo. Mis poderes podrán ser usados por ti.
-¡Que estáis murmurando! ¡Se acabó! ¿Os mataré a todos y atacaré después al resto de gente que hay en este lugar! - soltó el demonio.
-No puedes... - Diego se quedó paralizado. Había visto a lo lejos a su amigo Javi salir con su familia hacia el parque.
-Por tu mirada, deduzco que hay importante para ti en los alrededores. Con más razón los mataré ¡Jajajaja! - concluyó Kersek, riéndose.
-¡¡¡No dejaré que les pongas un solo dedo encima!!! - rugió Diego.
Una onda expansiva de energía, cuyo centro era el chico, salió disparada hacia el demonio, que tuvo que dar un gran salto para esquivarla.
-*Realmente tiene potencial* - pensó el ángel - ¡Oye, Diego!
-¿Qué sucede?
-¿Estarías dispuesto, entonces, a que nuestras almas se complementen?
-Si es para salvar a mis amigos, que así sea...
Diego esperó inmóvil. Gineon se introdujo en su cuerpo y durante unos segundos el tiempo se detuvo. Luego se incorporó.
-¿Qué es esto? - gruñó Kersek.
-Me pregunto lo mismo - se extrañó Diego - ¿Sigo siendo el mismo?
-No exactamente - dice Gineon, desde el interior del cuerpo de Diego - Has adquirido mis habilidades y ahora resido dentro de ti. Ahora puedo seguir existiendo en este mundo gracias a ti.
-¡Je! Ahora empieza lo bueno - se emocionó Diego.
-Rrrrrr
Kersek se lanzó furioso y Diego se sorprendió del salto que dio para esquivarlo.
-¿Estos son tus poderes? ¿Y puedo usarlos? No me lo creo...
-¡Concéntrate! - exclamó Gineon.
El demonio volvió a cargar. Diego lo esquivó nuevamente. Ahora se preparaba para atacar.
-¡Vamos allá! - exclamó el ángel - Me has visto realizarlo...
-¡Aaaaa! ¡Ruptura de Tierra! - gritaron los dos a la vez. La mano de Diego se iluminó. Comenzó a correr hacia Kersek. Su ataque impactó en el pecho del demonio, haciéndole tambalear.
-¡Bien! ¡Pero se que puedes hacerlos mucho mejor!
-¡Vamos allá, compañero! - dijo Diego.
-¡Maldito! ¡Un humano no puede tener ese poder! - bramó Kersek.
 -Esta es nuestra fuerza y espíritu combinados. No puedes vencernos, criatura de la oscuridad - recalcó Gineon.
-¡Ni hablar! ¡No me derrotarás! - gritó Kersek, lanzándose contra él..
-¡Juntos! - se preparó Gineon.
-¡Ahora sí! ¡RUPTURA DE TIERRA! - gritaron los dos al unísono. La mano de Diego brillaba con un fulgor sin igual. Se lanzó contra su adversario y logró alcanzar la cara de Kersek, lanzándolo además varios metros hacia atrás. A la vez que volaba, se abrió una grieta en el suelo.
Kersek estaba acabado. La sangre corría por todo su cuerpo.
-¡El clan Garr te perseguirá! ¡Volveré algún día, no lo dudes!
Esas fueron las últimas palabras del demonio a su desaparición de este mundo.

Diego ganó el combate. Por fin sentía que era alguien importante. Pero Gineon ganó algo más valioso: un amigo y alguien en quien confiar.
Era un día Viernes cualquiera

sábado, 12 de febrero de 2011

CAPÍTULO 2: PRIMER ENCUENTRO

-¡Puff! Las 07:00...
El chico se levantó y se dirigió al cuarto de baño para ducharse. Luego se vistió, desayunó y las 07:40 se fue al instituto.
-¡Diego, que te dejas las llaves! - dice su madre.
-¡Vaya! Menos mal... Hoy que salgo antes. Sería un peñazo real el tener que esperar a que llegase alguien...
-Tu siempre así de despistado. Con la cabeza en otra parte. Venga, vete ya que llegarás tarde.
-¡Adiós!
Diego cerró la puerta de su casa y esperó a que el ascensor llegara a la 4ª planta. Tardo un rato en venir. Cuando llegó, se montó y llegó a la planta baja de su bloque. Salió a la calle dispuesto a ir a clase.
Caminó durante unos tres minutos y llegó al cruce. Al otro lado de la calle lo esperaba alguien.
-Venga, vamos, vamos. Que tenemos que recoger a Mary.
Mary les esperaba en el cruce de la SE-30. Diego y su amigo llegaron corriendo. Iban con el tiempo justo.
-¡Javi! ¡Diego! ¡Anda que...!
-Que no es culpa mía ¿vale? - dijo Javi.
-Que siiii... Me retrasé un poco. Quería que el desayuno me supiera a algo. Al final terminé deseando acabarme los cereales debido a la hora, que se me echaba encima.
-¡Pues hala! ¡Yo no he desayunado! - dijo Mary.
-Vale. Luego dirás que si tienes hambre, que si vamos rápido para volver a casa para comer y todo eso - dice Diego.
-Bueno venga. Vámonos que nos van a cerrar la puerta como le hicieron a Santi hace unos días.
-Cierto. Joder. ¡Las 07:50 y nosotros todavía aquí...!
De alguna manera, estos tres llegaron a su hora.

Los tres subieron por las escaleras del edificio Trajano de su instituto y llegaron a su aula para la clase de Lengua. Sus compañeros de clase están dentro y fuera, charlando. Dentro ven a Pedro con cara de dormido, y a Santi al lado del radiador.
-¿Habían deberes de Lengua para hoy? - preguntó Santi.
-Que yo sepa no había nada - dijo Diego.
Unos 2 minutos más tarde llegó la profesora. Todos los que estaban fuera entran en el aula.
-Buenos días - días dice la profesora. Se escuchan conversaciones, algún que otro bostezo, etc... - Esas caras de sueño, por favor.
-Es primera hora. Normal que estemos así - dice Santi, bostezando.
-Buenoooo... A ver, venga. Vamos a corregir las frases que había para hoy. Reparto positivos...
Así pasó la hora de Lengua. Luego tocaba Física, y a 3º Historia.
En el recreo estuvieron hablando de todo. Se acerca Fran, un amigo que está en la clase de al lado.
-Buenas- dice Fran.
-Buenos días a usted, caballero - responde Diego.
-¿Qué tal? - pregunta Pedro.
-Pues bien. Aquí tirando. Voy a dejar la mochila y ahora vengo.
Se pasaron todo el recreo hablando de cualquier tema que surgiera en el momento.
-¡Qué guay! Hoy salimos a las 12:00. Remedios, nuestra profesora de Inglés falta y el de Religión nos deja irnos - exclama Diego - Pedro y Fran, esperadnos que nosotros tenemos que venir del otro edificio.
Pasó rápidamente la hora de Matemáticas y se fueron.
¡Qué libertad! ¡Esto es vida! - dice Javi.
-Pues más libertas tendremos cuando lleguemos a nuestras casas - dice Diego.
Cada uno se fue separando del resto del grupo para irse cada uno a su casa. Los últimos que quedaban eran Diego y Javi.
-Me las piro ya. Tengo que hacer cosas importantes: conectarme al Tuenti, ver series en Youtube, cosas importantes - dijo Diego riéndose.
-Yo veré vídeos graciosos de esos - dice Javi- Adiós, anda.
-Hasta mañana.

Nada más llegó a su casa, Diego encendió el ordenador. Empezó a hablar con gente por Tuenti y luego se puso a ver Bleach. Después fue a comer e hizo los deberes.
Por la tarde como estaba aburrido, salió a dar un paseo al Parque Miraflores. Había una zona de árboles con una sombra muy densa. Se internó en esa zona ya que le pareció un buen lugar para poder alejarse un poco y quedarse sumido en sus pensamientos. Empezó a mirar las formas extrañas que provenían de las sombras de los árboles. Se sentó y se dejó llevar bajo la tenue brisa que movía las hojas. Parecía un verdadero espectáculo de sombras.
De repente, Diego se sobresaltó y observó de nuevo las sombras. Había una en especial que no provenía de ningún árbol. Parecía tener una forma poco más grande que un adulto de dos metros. Pero no había nadie. Unas hojas comenzaron a caer por detrás. No supo muy bien lo que vio entonces, pero vislumbró una criatura extraña de color marrón. Diego intentó acercarse pero una onda de viento lo alejó, tirándolo al suelo.
Una chica que estaba de paseo pasaba por detrás y la criatura se giró.
-¡¿Quién eres?! - gritó Diego - ¡¿Qué haces aquí?!
La criatura soltó algo en un lenguaje incomprensible, pero el chico sabía que la criatura saltaría sobre ella en cualquier momento. Diego se quedó paralizado.
-¡No la tocarás! - gritó Diego. Corrió hacia la bestia con intención de asestarle un golpe, pero la criatura lo apartó con suma facilidad. Diego se levantó con algunos arañazos en su cuerpo y corrió otra vez para golpear a la bestia.
De pronto entendió lo que estaba diciendo.
-¡Estúpidos mortales! - decía la bestia- El poder de Kersek caerá sobre vosotros.
Diego se lanzaba una y otra vez contra Kersek sin resultado. Tenía varios huesos rotos y estaba tirado en el suelo. Se dio cuenta de que no podría defender a aquella chica.
De pronto ocurrió algo inesperado. Un tercero apareció en escena. Parecía un ángel. El ángel desenvainó una espada brillante con la que asestó un golpe certero a Kersek. Sin darse un respiro, el ángel se puso en posición de combate.
-He oído hablar de ti. Mataste a mi hermano y vengaré su muerte. Debo acabar contigo por el honor del clan demoníaco Garr.
-No dejaré que ataques a los humanos. Me han enviado precisamente para erradicar a criaturas como tú.
-¡Ven aquí, maldito! ¡Te arrancaré tus preciosas alas y me las llevaré como trofeo.
-¿Ah sí? - dijo el ángel - ¡Rompe Rocas! El ángel dio un golpe al suelo y se levantaron rocas de la superficie, que ibas en dirección hacia Kersek. El demonio consiguió esquivarlas, no sin esfuerzo. Estaba algo mermado por el tajo de la espada de su oponente.
-¡Te acordarás de mi, desgraciado! ¡El clan Garr te perseguirá hasta tu muerte! - rugió Kersek, que empezó a alejarse herido de la zona.
Una vez que Kersek se alejara, el ángel se acercó a Diego. Cogió su espada y se acerco al chico, que etsba herido en la hierba.
-Mi nombre es Gineon, no temas. Yo curaré tus heridas...
Lo último que vio Diego fue un brillo de color blanco y se desmayó.

Parecía que estaba viviendo un sueño. Vio a ese ángel luchando otra vez contra el demonio. En mitad del campo de batalla se encontraba él, sin opción a moverse. Veía como la criatura se iba a abalanzar sobre él. El ángel, además, estaba de pie detrás suya, inmóvil. Kersek lo iba a matar...
-¡Fuera de aquí! ¿Eh? - se extrañó Diego. Se despertó en su cama, en su habitación, en su casa. Habían pasado solo dos horas desde que había salido.
Era un día Jueves cualquiera.


CONTINUARÁ...

jueves, 10 de febrero de 2011

CAPÍTULO 1 : MI PRIMER DÍA EN LA TIERRA

-¡Ven aquí! ¡No conseguirás derrotar al gran Darsek!
-¡Ruptura de Tierra! - gritó el otro que estaba enfrente. Una bola energética se formó en su mano , corrió medio agotado hacia Darsek y consiguió impactar su ataque en el cuerpo de su rival, que cayó sangrando al suelo.
El demonio chilló de dolor mientras se desvanecía tras haber perdido toda su energía en el combate.
-''Los demonios aparecen en cualquier sitio. Últimamente hay una gran actividad por su parte'' - pensó el que ganó el combate.
El vencedor dio un suspiro y se apoyó con la mano en una pared. Había luchado contra dos demonios más ese día y estaba cansado. Se dirigió hacia el parque, un buen sitio para descansar. Una vez allí se recostó en la hierba hasta que se durmió.
Nadie reparaba en él.
Nadie... menos uno. En las sombras que formaban los árboles había alguien vigilando.