sábado, 12 de febrero de 2011

CAPÍTULO 2: PRIMER ENCUENTRO

-¡Puff! Las 07:00...
El chico se levantó y se dirigió al cuarto de baño para ducharse. Luego se vistió, desayunó y las 07:40 se fue al instituto.
-¡Diego, que te dejas las llaves! - dice su madre.
-¡Vaya! Menos mal... Hoy que salgo antes. Sería un peñazo real el tener que esperar a que llegase alguien...
-Tu siempre así de despistado. Con la cabeza en otra parte. Venga, vete ya que llegarás tarde.
-¡Adiós!
Diego cerró la puerta de su casa y esperó a que el ascensor llegara a la 4ª planta. Tardo un rato en venir. Cuando llegó, se montó y llegó a la planta baja de su bloque. Salió a la calle dispuesto a ir a clase.
Caminó durante unos tres minutos y llegó al cruce. Al otro lado de la calle lo esperaba alguien.
-Venga, vamos, vamos. Que tenemos que recoger a Mary.
Mary les esperaba en el cruce de la SE-30. Diego y su amigo llegaron corriendo. Iban con el tiempo justo.
-¡Javi! ¡Diego! ¡Anda que...!
-Que no es culpa mía ¿vale? - dijo Javi.
-Que siiii... Me retrasé un poco. Quería que el desayuno me supiera a algo. Al final terminé deseando acabarme los cereales debido a la hora, que se me echaba encima.
-¡Pues hala! ¡Yo no he desayunado! - dijo Mary.
-Vale. Luego dirás que si tienes hambre, que si vamos rápido para volver a casa para comer y todo eso - dice Diego.
-Bueno venga. Vámonos que nos van a cerrar la puerta como le hicieron a Santi hace unos días.
-Cierto. Joder. ¡Las 07:50 y nosotros todavía aquí...!
De alguna manera, estos tres llegaron a su hora.

Los tres subieron por las escaleras del edificio Trajano de su instituto y llegaron a su aula para la clase de Lengua. Sus compañeros de clase están dentro y fuera, charlando. Dentro ven a Pedro con cara de dormido, y a Santi al lado del radiador.
-¿Habían deberes de Lengua para hoy? - preguntó Santi.
-Que yo sepa no había nada - dijo Diego.
Unos 2 minutos más tarde llegó la profesora. Todos los que estaban fuera entran en el aula.
-Buenos días - días dice la profesora. Se escuchan conversaciones, algún que otro bostezo, etc... - Esas caras de sueño, por favor.
-Es primera hora. Normal que estemos así - dice Santi, bostezando.
-Buenoooo... A ver, venga. Vamos a corregir las frases que había para hoy. Reparto positivos...
Así pasó la hora de Lengua. Luego tocaba Física, y a 3º Historia.
En el recreo estuvieron hablando de todo. Se acerca Fran, un amigo que está en la clase de al lado.
-Buenas- dice Fran.
-Buenos días a usted, caballero - responde Diego.
-¿Qué tal? - pregunta Pedro.
-Pues bien. Aquí tirando. Voy a dejar la mochila y ahora vengo.
Se pasaron todo el recreo hablando de cualquier tema que surgiera en el momento.
-¡Qué guay! Hoy salimos a las 12:00. Remedios, nuestra profesora de Inglés falta y el de Religión nos deja irnos - exclama Diego - Pedro y Fran, esperadnos que nosotros tenemos que venir del otro edificio.
Pasó rápidamente la hora de Matemáticas y se fueron.
¡Qué libertad! ¡Esto es vida! - dice Javi.
-Pues más libertas tendremos cuando lleguemos a nuestras casas - dice Diego.
Cada uno se fue separando del resto del grupo para irse cada uno a su casa. Los últimos que quedaban eran Diego y Javi.
-Me las piro ya. Tengo que hacer cosas importantes: conectarme al Tuenti, ver series en Youtube, cosas importantes - dijo Diego riéndose.
-Yo veré vídeos graciosos de esos - dice Javi- Adiós, anda.
-Hasta mañana.

Nada más llegó a su casa, Diego encendió el ordenador. Empezó a hablar con gente por Tuenti y luego se puso a ver Bleach. Después fue a comer e hizo los deberes.
Por la tarde como estaba aburrido, salió a dar un paseo al Parque Miraflores. Había una zona de árboles con una sombra muy densa. Se internó en esa zona ya que le pareció un buen lugar para poder alejarse un poco y quedarse sumido en sus pensamientos. Empezó a mirar las formas extrañas que provenían de las sombras de los árboles. Se sentó y se dejó llevar bajo la tenue brisa que movía las hojas. Parecía un verdadero espectáculo de sombras.
De repente, Diego se sobresaltó y observó de nuevo las sombras. Había una en especial que no provenía de ningún árbol. Parecía tener una forma poco más grande que un adulto de dos metros. Pero no había nadie. Unas hojas comenzaron a caer por detrás. No supo muy bien lo que vio entonces, pero vislumbró una criatura extraña de color marrón. Diego intentó acercarse pero una onda de viento lo alejó, tirándolo al suelo.
Una chica que estaba de paseo pasaba por detrás y la criatura se giró.
-¡¿Quién eres?! - gritó Diego - ¡¿Qué haces aquí?!
La criatura soltó algo en un lenguaje incomprensible, pero el chico sabía que la criatura saltaría sobre ella en cualquier momento. Diego se quedó paralizado.
-¡No la tocarás! - gritó Diego. Corrió hacia la bestia con intención de asestarle un golpe, pero la criatura lo apartó con suma facilidad. Diego se levantó con algunos arañazos en su cuerpo y corrió otra vez para golpear a la bestia.
De pronto entendió lo que estaba diciendo.
-¡Estúpidos mortales! - decía la bestia- El poder de Kersek caerá sobre vosotros.
Diego se lanzaba una y otra vez contra Kersek sin resultado. Tenía varios huesos rotos y estaba tirado en el suelo. Se dio cuenta de que no podría defender a aquella chica.
De pronto ocurrió algo inesperado. Un tercero apareció en escena. Parecía un ángel. El ángel desenvainó una espada brillante con la que asestó un golpe certero a Kersek. Sin darse un respiro, el ángel se puso en posición de combate.
-He oído hablar de ti. Mataste a mi hermano y vengaré su muerte. Debo acabar contigo por el honor del clan demoníaco Garr.
-No dejaré que ataques a los humanos. Me han enviado precisamente para erradicar a criaturas como tú.
-¡Ven aquí, maldito! ¡Te arrancaré tus preciosas alas y me las llevaré como trofeo.
-¿Ah sí? - dijo el ángel - ¡Rompe Rocas! El ángel dio un golpe al suelo y se levantaron rocas de la superficie, que ibas en dirección hacia Kersek. El demonio consiguió esquivarlas, no sin esfuerzo. Estaba algo mermado por el tajo de la espada de su oponente.
-¡Te acordarás de mi, desgraciado! ¡El clan Garr te perseguirá hasta tu muerte! - rugió Kersek, que empezó a alejarse herido de la zona.
Una vez que Kersek se alejara, el ángel se acercó a Diego. Cogió su espada y se acerco al chico, que etsba herido en la hierba.
-Mi nombre es Gineon, no temas. Yo curaré tus heridas...
Lo último que vio Diego fue un brillo de color blanco y se desmayó.

Parecía que estaba viviendo un sueño. Vio a ese ángel luchando otra vez contra el demonio. En mitad del campo de batalla se encontraba él, sin opción a moverse. Veía como la criatura se iba a abalanzar sobre él. El ángel, además, estaba de pie detrás suya, inmóvil. Kersek lo iba a matar...
-¡Fuera de aquí! ¿Eh? - se extrañó Diego. Se despertó en su cama, en su habitación, en su casa. Habían pasado solo dos horas desde que había salido.
Era un día Jueves cualquiera.


CONTINUARÁ...

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