lunes, 11 de abril de 2011

CAPÍTULO 9: EL HECHICERO DESERTOR

-¿El signo del Infierno? Explícate Ahriel - dijo Diego.
-Verás. Este tipo viene del Reino Oscuro, o como lo llamáis vosotros, el Infierno. Los demonios iban tras él.
-¿Este tipo? Si parece humano... - mencionó Sakura.
-Pero si viene del Infierno, ¿cómo es que lo perseguían los demonios? - se extrañó Diego.
-Socorro... Por favor... - dijo el extraño a duras penas.
-Lleváoslo de aquí - les sugirió Ahriel - Roc y yo nos encargamos de esos demonios.
-Suerte. Si nos enteramos de algo te informaremos - dijo Diego.

Mientras Ahriel y Roc destrozaban a todo demonio que se quisiera acercar, Sakura y Diego se alejaron del lugar, con el chico cargando al extraño. Consiguieron llegar a una parte bastante alejada del parque Miraflores y sentaron al extraño al pie de un árbol.
-¿Cómo es esto posible? - preguntó Gineon con incertidumbre.
-¿Me lo preguntas a mí, que soy un novato en esto? - contestó Diego.
-Es cierto. Perdona.
-No pasa nada. Espera, está moviéndose.
En efecto, se estaba despertando. Ahora si reparaban en su aspecto. Tenía una túnica de color azul oscuro, sobre su vestimenta de color negro. Levaba varios colgantes y anillos. También tenía consigo una botella, el la que había una especie de poción o puede que veneno. Tenía muchos arañazos y magulladuras por toda la parte visible de su cuerpo. Sus ropas estaban rasgadas y sus botas un poco quemadas. Al despertar mostraba una expresión seria, pero a la vez de un innombrable cansancio.
-¡Malvalof! - gritó el desconocido.
-Mavo ¿qué? - preguntó Diego.
El extraño reparó entonces en la presencia de los dos jóvenes y del lugar en el que se encontraba.
-¿Quiénes sois vosotros?
-¿Quién eres tú? - preguntó Diego - Te encontramos tirado en medio de la calle con un grupo de demonios persiguiéndote.
-Ah... Mi cabeza...
-Traeré un poco de agua - dijo Sakura. La chica volvió a los pocos minutos con una botella de agua.
-Gracias... Que falta me hacía.
-Bueno. Ahora que ya estás mejor, cuéntanos todo desde el principio - exigió Diego.
-De acuerdo. Me habéis salvado y es lo justo. Empezaré desde el comienzo. Me llamo Zongo'o y soy un nigromante.
-¿Nigromante? - preguntó Diego con intriga.
-Un hechicero que se especializa en las artes oscuras de la magia y la hechicería - explicó Gineon.
-Comprendo. Pero ¿qué haces aquí? - preguntó Diego.
-Solía ser uno de los hechiceros de confianza del Gran Maligno... o al menos eso era lo que yo pensaba.
-¿El Gran Maligno? No te referirás a... - Diego no concluyó su frase.
-¡Ni se te ocurra pronunciar su nombre! ¡A saber lo que te pasaría si lo hicieras! - exclamó Zongo'o.
-Vale... Continúa.
-Me enteré de unos de los planes del Gran Maligno, y huí. Corrí hasta más no poder. Vagué durante años y...
-¿Durante años? Espera...¿Cuántos años tienes? - preguntó Diego.
-125 años ¿por?
-¿¡Qué!? Imposible... ¡Pero si parece que tienes mi edad!
-El tiempo no transcurre de igual manera en el Infierno que aquí. Mis 125 años equivalen a unos 17 -18 años terrestres.
-¡Vaya! ¡17 - 18 años! - exclamó Diego.
-¿Cuál era ese gran plan? - preguntó Sakura.
-Invadir la Tierra.
-¿Qué? - preguntó Diego sobresaltado.
-Es por mi culpa. Me engañó.
-A ver. Tranquilo, Diego - dijo Sakura para intentar calmar el ambiente.
-Bueno. Me calmo. Ahora continúa, Zongo'o.
-Encontramos un objeto, una especie de caja dorada capaz de abrir un portal hacia una dimensión desconocida. Su idea es encerrar a todos sus enemigos en esa extraña dimensión.
-¡Maldición! - gritó Diego - ¡Te mataré aquí y ahora!
-No... - suplicó Sakura.
-Déjale. Me lo merezco por haberos traído esta situación.
-''¿Por qué me estoy conteniendo?'' - pensó Diego.
-''Me lo estoy imaginando...'' - pensó Gineon.
-Entonces... ¿Por qué te persiguen? - preguntó Sakura tímidamente.
-Soy el único capaz de leer la inscripción que hay en la caja. Todos los demás que lo intenten se les aparece en una extraña y difusa lengua. Pero me niego a leer algo por lo que ha muerto gente.
-¿Muerto gente? - preguntó Diego.
-Sí. Mi compañero murió en la expedición que partió en la búsqueda de ese maldito objeto. Me salvó de un derrumbamiento. Y también alguien muy importante para mí en en una batalla por esa caja. No puedo. No quiero. Por eso van detrás de mi. Querrán que lea la inscripción... y luego me matarán.
-¡Qué horror! - exclamó Sakura.
¿Ni siquiera en el Infierno hay un mínimo de decencia? De acuerdo. Nosotros te protegeremos hasta que te recuperes - dijo Diego.
-No se cómo os lo puedo agradecer.
-Sigue vivo. Para mí es más que suficiente. Que los demonios no te atrapen y te obliguen a leer la inscripción - respondió Diego.
-O moriré antes de que me capturen.
-Por cierto, ¿para cuándo está prevista la invasión? - preguntó Diego.
-Para dentro de algo más de un año - respondió Zongo'o.
-¡Nos prepararemos a fondo! - gritó Ahriel desde el aire.
-¿Y tú de dónde sales? - preguntó Diego.
-De quitar a algunos demonios de en medio. Me he enterado de la invasión.
Diego le contó a Ahriel todo lo que habían hablado con Zongo'o, de mientras que ella los cubría.
-Debemos estar preparados. ¿Estás conmigo Gineon?
-Hasta  la muerte.
-Haré lo que pueda - añadió Sakura.
-¿Tú lucharás a nuestro lado? - preguntó Diego.
-Claro. ¿Qué te creías? - contestó Sakura.
-No se. Es que lo que pasa es que rara vez te dejas ver.
-Bueno. También tengo que atender mis asuntos... - respondió Sakura un poco nerviosa.
-Ah.. Bueno... Tienes razón - comentó Diego con incomodidad.
-''Con amor y cariño Diego, con amor y cariño'' - pensó Gineon.
-''Bueno. Algo de razón tienes... ¿Pero qué me haces decir?''
-''Jajajaja''
-Gracias a todos - agradeció Zongo'o.

Zongo'o encontró una casa abandonada en el parque. Era muy vieja, pero habitable. Los demás le ayudaron a instalarse. Consiguieron algunos muebles y comida. Diego le trajo se televisión antigua, aprovechando que ses padres estaban tirando trastos.
-Ha quedado bastante bien - puntualizó Ahriel.
-Pues mira. Deberíamos dedicarnos a esto - dijo Diego.
Después de arreglar la casa, los chicos se fueron. Venían a verlo todos los días para ver si se encontraba mejor y cerciorarse de que no le hubieran atacado los demonios. Gineon lo había curado el día que se instaló.
El hechicero se recuperaba favorablemente. Pero le asustaba la idea de que sus nuevos amigos resultaran heridos, o lo que es peor, muertos, solo por cubrirle.
-''Gracias a todos'' - pensó Zongo'o para su interior - ''Pero no puedo poneros en peligro. Moriré si es necesario y no se podrá abrir la caja''
Una vez decidido, Zongo'o salió por la puerta. Todavía no sabía que rumbo seguir. Pero estaba convencido de que de esa manera los demás no estarían en peligro.

1 comentario:

  1. hahah me encantaa el personajee de Sakura
    y Gineon me cae genial haha ^^
    Me encantta el capi (:

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